Otra maravilla son las celebraciones. Creo que es solo después de un gol que se ve una alegría tan explosiva, tan exteriorizada; con bocas que gritan, ojos que echan chispas, puños que se elevan triunfantes, abrazos y
bailes llenos de
felicidad. A esos instantes se debe parecer el paraíso, aunque claro, este es para siempre. Incluso uno que no tiene nada que ver con ellos, porque ni siquiera son de nuestro país, quiere gritar y celebrar. Qué alegría tan bonita.