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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El Prado y al fondo la Ermita
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Como hombres, nuestro deseo debe ser fortalecernos y ser lo mejor que podamos ser. Debemos tratar de entrenarnos para ser fuertes en la batalla espiritual, para que podamos resistir las tentaciones del maligno. No hay mejor forma de comenzar este entrenamiento espiritual que a través de la práctica del ayuno.

Artículo publicado en: CatholicGentleman. com, autor: Sam Guzman
Editado y traducido al español, para PildorasDeFe. net por Manuel Rivas
Conclusión

Si descuidamos el ayuno, nuestra vida espiritual continuará siendo mediocre siempre. Estaremos débiles en el combate de nuestras pasiones, sucumbiremos fácilmente a la tentación y nunca podremos verdaderamente sobrellevar nuestro inherente egoísmo y auto indulgencia.
5.- Cuídate del pecado

Con cualquier tipo de auto-disciplina, penitencia, o ayuna viene la tentación del orgullo. Nos enfrentamos con el peligro de creer que somos superiores que otros porque ayunamos, o pensar que el ayuno es la meta como tal. Porque el ayuno nunca es el fin, no nos hace perfectos o más espirituales que otras personas. En lugar de eso, el ayuno es una ayuda, una herramienta de entrenamiento de nuestro crecimiento hacia la perfección, que se basa en una pura, donación de amor para Dios y nuestro prójimo.

“Mantente en guardia cuando comiences a mortificar tu cuerpo con la abstinencia y el ayuno, te hace imaginarte perfecto y santo; y la perfección no consiste en esta virtud. Es solo una ayuda; una disposición; un medio a través del cual nos vamos preparando, para el logro de la verdadera perfección" (San Jerónimo) ... (ver texto completo)
4.- La oración

El ayuno no se trata únicamente de fuerza de voluntad. La gracia es absolutamente necesaria. Mientras que el ayuno le da energía a la oración, la oración energiza el ayuno. Ambas son débiles si no se acompañan de la otra.

Mientras ores por controlar tus pasiones, ora constantemente por que la gracia de Dios fluya en tu alma, ruega por las virtudes en las que necesites madurar, y pide por la fuerza para librar la batalle espiritual.
3.- Ayuna del pecado

Ayunar corporalmente no sirve de nada a menos que este acompañado de ayuno espiritual del pecado. San Basilio nos da la siguiente exhortación en lo que se refiere al ayuno:

“Debemos ayunar de manera aceptable y agradable al Señor. El verdadero ayuno es alejarnos de la maldad, la templanza de la lengua, abstinencia del enojo, separación de los deseos, las calumnias, las falsedades y las injurias. Privarnos de todo esto es el verdadero ayuno.”
2.- Agrega algo mas

Como hombres católicos, nunca deberíamos conformarnos con quedarnos con el mínimo. Deberíamos buscar constantemente el alcanzar una conversión más profunda. San Francisco de Sales nos da un buen consejo al respecto:

"Si eres capaz de ayunar, harías bien en observar algunos días más allá de los que nos ordena la Iglesia, porque además del efecto que produce el ayuno de elevar nuestra mente, someter a la carne, confirmar nuestras bondad y obtener las recompensas del cielo, ... (ver texto completo)
1.- Comienza con lo básico

El primer paso para ayunar es obedecer la ley de la Iglesia: ayunar los Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, abstenerse de carne los Viernes y observar el ayuno de la Eucaristía (no comer o beber una hora antes de la comunión).

A pesar de que abstenerse de la carne los viernes, es verdad de técnicamente esto no es requerido en algunos países, pero algún tipo de penitencia basada en la abstinencia de algún tipo de comida es requerida. Pero en lugar de tratar de ... (ver texto completo)
¿Cómo debemos ayunar?

Ahora que hemos discutido el propósito del ayuno, veamos cómo podemos incluir nuestro ayuno en nuestra vida diaria.
En su constitución apostólica de la penitencia, Painitemini, el papa Pablo VI nos explica claramente:

"El ejercicio de la mortificación corporal-dejando de lejos cualquier forma de estoicismo- no implica la condenación de la carne, que los hijos de Dios debemos asumir. Por el contrario la mortificación apunta a la “liberación” del hombre, que a menudo se encuentra asimismo, debido a la concupiscencia, casi encadenado por sus propios sentidos. A través del “ayuno corporal” el hombre renueva sus fuerzas y “heridas infringidas en la dignidad de nuestra naturaleza por la interposición es curada por la medicina de esta sanadora abstinencia". ... (ver texto completo)
En otras palabras, encontraremos libertad de nuestras pasiones a través de mortificarnos haciendo que estas mueran, a través de la práctica de la gracia –empoderada de ascetismo, específicamente, el ayuno. El ayunar nos ayuda a domar ese potro salvaje y someterlo con una brida de auto control.
Así que, hablando prácticamente ¿cómo encuentro libertad? Nuevamente San Pablo nos explica:

“Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne. Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne (del cuerpo), vivirán.” (Romanos 8,12-13)

“Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.” (Gálatas 5,24)

“ ¿No saben que los que corren en el estadio, todos en ... (ver texto completo)
A través de la gracia de Dios y el caminar en la nueva vida comprada para nosotros por Jesucristo, podemos sobreponernos y vencer a nuestras pasiones. Podemos vivir como hijos de Dios, libres de la ley del pecado que nos lleva a la muerte.
“Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu”. (Romanos 8,1)
Afortunadamente ese no es el final de la historia, no somos sencillamente abandonados como esclavos incapaces de la concupiscencia.
Al enfrentarse a la realidad de las pasiones, puede resultar muy fácil sentirse desmotivado y pensar que nunca podremos sobrellevarlas. Nuestros ruegos dicen:

“ ¡Miserable de mí! ¿Quién me librara de la muerte?” (Romanos 7,24)