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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Alrededores de El Puente Zafra
Foto enviada por eu

Santa Mónica es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana, de piedad y bondad probadas, madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aun bajo las circunstancias más adversas.
Sin embargo, África los reclamaba, emprendieron su viaje, se detuvieron en Cività Vecchia y en Ostia. Aquí la muerte sorprendió a Mónica, y las páginas más bellas de las Confesiones de Agustín fueron escritas como resultado de la emoción que experimentó Agustín por la muerte de su madre.
La madre, el hijo y su nieto Adeodato pasaron seis meses de verdadera paz en Rus Cassiciacum, actualmente Cassago Brianza, luego Agustín fue bautizado. A la edad de 28 años, Agustín acogió la gracia de Dios, se convirtió al cristianismo y recibió el bautismo en la iglesia de San Juan Bautista en Milán.
Mónica siguió a su indisciplinado hijo a Roma, donde él había ido secretamente; cuando ella arribó él ya se había ido a Milán, pero lo siguió. Allí ella encontró al obispo Ambrosio de Milán y a través de él finalmente tuvo la dicha de ver la conversión de Agustín al cristianismo tras 17 años de resistencia.
no se perderá el hijo de tantas lágrimas.
En esa ocasión ella visitó a un obispo para que convenciera a Agustín de sus errores pero el obispo la consoló y la aconsejó que siguiera rezando por su hijo con las hoy famosas palabras
Cuando regresó a su hogar compartió sus experiencias del maniqueísmo, Mónica lo echó del mismo. Sin embargo dijo haber experimentado una visión que la convenció de que se reconciliara con él.
En Cartago, Agustín llevaba una vida descarriada, cometió pecados graves y abrazó el maniqueísmo lo que le alejó de su madre.​
Pero el alivio y la alegría de Mónica debido a la recuperación de Agustín se transformaron en ansiedad debido a que él desperdiciaba su nueva vida siendo indisciplinado y, como él mismo contó, vago. Finalmente fue enviado a una escuela en Maduros. Cuando tenía 17 años y se encontraba estudiando retórica en Cartago, Patricio falleció.
Mónica tuvo tres hijos que sobrevivieron a la infancia: dos varones, Agustín y Navigio, y una mujer cuyo nombre se desconoce, pero que ciertas tradiciones llaman Perpetua o Melania. Imposibilitada de asegurarles el bautismo, se afligió mucho cuando Agustín enfermó. Ante esta situación de sufrimiento le preguntó a Patricio si Agustín sería bautizado, a lo cual este accedió; pero después de la recuperación de su salud revocó este consentimiento.
Mónica iba a la iglesia cada día y soportó con paciencia el adulterio y la cólera de su marido. Se ganó el afecto de su suegra en poco tiempo e incluso convirtió a Patricio al cristianismo y calmó su violencia. Este murió poco después de su conversión y Mónica decidió no volver a casarse.​
Biografía

Mónica nació en Tagaste, en la actual Argelia. Sus padres eran cristianos y de una familia de vieja tradición cristiana.​ Su educación se le encargó a su criada, también cristiana. Se casó a una corta edad con un hombre mayor, decurión y pagano, llamado Patricius o Patricio, en Tagaste.​ Su esposo era un hombre muy enérgico y de temperamento violento que tenía hábitos libertinos. Las limosnas, buenas acciones y oraciones de Mónica incomodaban a Patricio, aun así, él la trataba con respeto.
Mónica de Hipona
Santa Mónica de Hipona

Información personal

Nacimiento 332
Tagaste
Fallecimiento 387 (55 años)
Ostia
Familia ... (ver texto completo)
Leyendas

Una primera vincula su origen a la existencia de un bufón que, tras haber recibido un impacto de tomate en la cara lanzado por el rey, usó a partir de entonces una máscara para protegerse que le daba aspecto de gato, y de ahí el nombre del personaje.

También existe otra leyenda que dice que originalmente, cada año se le daba a un preso la oportunidad de concederle la libertad tras sufrir la humillación de que la gente le lanzase las hortalizas que sobraban en el mercado,​ si conseguía ... (ver texto completo)
Historia

La fiesta aparece documentada a principios del siglo XX en el archivo municipal en donde consta el pago de seis pesetas al encargado de representar el personaje del Cipotegato. No es hasta la mitad del siglo XX cuando comienza la popular tradición de arrojar tomates al Cipotegato.​ Sin embargo, la tradición turiasonense está documentada en el archivo de la Catedral de Tarazona desde 1704, pero realmente se desconoce la real fecha del origen de la tradición, creyéndose anterior.

El ... (ver texto completo)