Organización Mundial de la Salud
Antecedentes
El paludismo en cifras: carga mundial y regional
Según el último Informe mundial sobre la malaria 2022, publicado en diciembre de 2022, la enfermedad se cobró la vida de unas 619 000 personas en 2021, en comparación con 625 000 en 2020. En 2021 se produjeron unos 247 millones de nuevos casos de paludismo, frente a los 245 millones de 2020.
La Región de África de la OMS sigue soportando la carga más pesada de la enfermedad: en 2021 se calcula que registró el 95% de todos los casos de paludismo (234 millones) y el 96% de todas las muertes (593 000). Cerca del 80% de las muertes por paludismo acaecidas en la Región de África se produjeron en niños menores de 5 años.
Para conocer las últimas tendencias en otras regiones endémicas de paludismo, consulte el kit de información regional de la OMS del Informe mundial sobre la malaria.
Objetivos mundiales
El mundo no está bien encaminado para alcanzar dos objetivos críticos de la Estrategia técnica mundial contra la malaria 2016-2030 de la OMS:
● reducir la incidencia mundial de casos de paludismo en un 90% o más para 2030; y
● reducir la tasa mundial de mortalidad por paludismo en un 90% o más para 2030.
Es necesario adoptar medidas urgentes y concertadas para volver a encarrilar al mundo hacia la consecución de estos objetivos, así como la meta 3.3 (en inglés) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la que se exhorta a poner fin a la malaria de aquí a 2030.
Poblaciones vulnerables
El paludismo afecta de forma desproporcionada a las poblaciones más marginadas de la sociedad, como pobres de las zonas rurales, embarazadas, niños, emigrantes, refugiados, minorías religiosas y pueblos indígenas. Los niños de los hogares más pobres tienen cinco veces más probabilidades de contraer esta enfermedad. El paludismo también es más frecuente entre los niños pequeños cuyas madres tienen un nivel de educación bajo y viven en zonas rurales. Llegar a estas poblaciones con la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del paludismo es una estrategia fundamental para alcanzar las metas mundiales contra la enfermedad y cumplir la promesa de «paludismo cero».
La clave del éxito: sistemas de salud sólidos
A pesar del notable esfuerzo realizado en los dos últimos decenios para ampliar el control del paludismo, hay demasiadas personas que no reciben las intervenciones necesarias para prevenir, diagnosticar y tratar la enfermedad. El 30% de la población mundial no puede acceder a servicios de salud esenciales, y entre 1400 y 1900 millones de personas se enfrentan a gastos de salud inasumibles o empobrecedores, con importantes desigualdades que afectan a los más vulnerables.
En los países de bajos ingresos, el mayor número de muertes se debe más a la mala calidad de la atención de salud que a la falta de acceso a la misma. Aunque el número de niños que reciben pruebas diagnósticas y tratamiento en el sector público ha aumentado ligeramente, es preciso redoblar los esfuerzos para asegurar la calidad de la atención, lo que incluye un suministro fiable de medicamentos que salvan vidas y medios de diagnóstico, así como hacer frente a la grave escasez de trabajadores de la salud.
Los sistemas de salud sólidos son la espina dorsal de las respuestas eficaces contra el paludismo. Los sistemas de salud deben reorientarse profundamente hacia la atención primaria de salud (APS). La mayoría (90%) de los servicios de salud esenciales pueden prestarse a través de la APS, entre ellos muchos servicios para promover la salud, prevenir enfermedades y evitar la necesidad de una atención secundaria y terciaria más costosa. Aprovechar al máximo el enfoque de la APS permitirá realizar intervenciones de salud a nivel comunitario y ampliar el alcance de los servicios de salud.
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