Ya, ya, los cántaros y las cantarillas las conozco... ¡Y cómo se clavaban en los
ijares cuando iban llenos de
agua!
Bueno, a lo que íbamos, pues yo en mi larga vida de existencia jajajaja nunca he visto esta forma de acompañamiento, así que será cuestión de buscar una alpargata y un cántaro -mi madre creo que tiene dos, uno pá tí y otro pá mí- y ponerme a practicar; este año no, pero el que viene... ¡Ay copín el año qué viene!
Un beso guapa y hasta otro día.