La duración de un segundo está fijada con exactitud. Un segundo pasa cuando el isótopo de cesio con el peso atómico 133 tiene exactamente tras de sí 9. 192.631.770 transiciones entre los niveles de estructura hiperfina de su estado inicial. Para los físicos esta definición es suficiente para construir un reloj atómico que indique el tiempo público de forma incuestionable y con total precisión.
El tiempo interior, en cambio, sigue una escala cambiante. Se puede torcer un dedo deprisa y también despacio. El tiempo interior se orienta en función de aquello a lo que estamos acostumbrados.
En realidad, las investigaciones comparativas han demostrado la poca relevancia que posee el tiempo público de los relojes para el ritmo vital de las personas.
Si no se piensa en cómo pasan los minutos, tampoco se percibe el tiempo, como muy bien sabemos todos aquellos a los que alguna vez se nos han chuscarrado las lentejas.
La duración de un segundo está fijada con exactitud. Un segundo pasa cuando el isótopo de cesio con el peso atómico 133 tiene exactamente tras de sí 9. 192.631.770 transiciones entre los niveles de estructura hiperfina de su estado inicial. Para los físicos esta definición es suficiente para construir un reloj atómico que indique el tiempo público de forma incuestionable y con total precisión.
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Los breves períodos de tiempo los asociamos con el movimiento y el ritmo. En los períodos más largos, primero pensamos en cambios. Esta diferencia tiene un origen profundamente arraigado en la programación del cerebro.
Si no se piensa en cómo pasan los minutos, tampoco se percibe el tiempo, como muy bien sabemos todos aquellos a los que alguna vez se nos han chuscarrado las lentejas.
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El cerebelo cuelga del cerebro en la región occipital como una mochila, allí donde la médula espinal desemboca en el interior del cráneo. Normalmente, el cerebelo es el encargado de controlar los movimientos.
El segundo centro que desempeña un papel en la sensaciónde tiempo está situado en la parte inferior del cerebro. Se trata de un gupo de núcleos denominados "ganglios basales". Necesitamos esta estructura sobre todo para movimientos complicados y poco cotidianos, como por ejemplo, pasar ... (ver texto completo)
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Los breves períodos de tiempo los asociamos con el movimiento y el ritmo. En los períodos más largos, primero pensamos en cambios. Esta diferencia tiene un origen profundamente arraigado en la programación del cerebro.
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En experimentos realizados por investigadores, se demostró que dos partes del cerebro mostraron una actividad especial, y ambas están relacionadas con el ritmo y el movimiento. La primera región que aparentemente tiene una contribución especial en la sensación de tiempo es el cerebelo...
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El cerebelo cuelga del cerebro en la región occipital como una mochila, allí donde la médula espinal desemboca en el interior del cráneo. Normalmente, el cerebelo es el encargado de controlar los movimientos.
El segundo centro que desempeña un papel en la sensaciónde tiempo está situado en la parte inferior del cerebro. Se trata de un gupo de núcleos denominados "ganglios basales". Necesitamos esta estructura sobre todo para movimientos complicados y poco cotidianos, como por ejemplo, pasar el hilo por el ojo de la aguja... ... (ver texto completo)
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El cerebro mide el tiempo observando cómo se mueve el propio cuerpo. El artista Marcel Duchamp representó esta actividad de nuestro cerebro en su cuadro "Desnudo bajando una escalera"
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En experimentos realizados por investigadores, se demostró que dos partes del cerebro mostraron una actividad especial, y ambas están relacionadas con el ritmo y el movimiento. La primera región que aparentemente tiene una contribución especial en la sensación de tiempo es el cerebelo...
Generadores de impulsos en el cerebro.
La llegada del tomógrafo computerizado ayudó a los investigadores a explicar estos fenómenos. En todo hospital grande hay un aparato de este tipo; normalmente, los médicos lo utilizan para tomar imágenes fijas del interior del cuerpo en busca de fracturas de huesos o carcinomas. Los investigadores del cerebro usan una clase especial de estos aparatos: los tomógrafos por emisión de positrones o de resonancia magnética. Con ellos pueden ver el cerebro mientras ... (ver texto completo)
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El cerebro mide el tiempo observando cómo se mueve el propio cuerpo. El artista Marcel Duchamp representó esta actividad de nuestro cerebro en su cuadro "Desnudo bajando una escalera"
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La partitura también ordena que el ritmo debe mantenerse con precisión. (Parece ser que Ravel se enfureció cuando un director de orquesta aceleró el ritmo) Y aun así quien esté escuchando la danza afirmará que es cada vez más rápida, como si la monotonía de la música tuviera un efecto hipnótico.
Generadores de impulsos en el cerebro.
La llegada del tomógrafo computerizado ayudó a los investigadores a explicar estos fenómenos. En todo hospital grande hay un aparato de este tipo; normalmente, los médicos lo utilizan para tomar imágenes fijas del interior del cuerpo en busca de fracturas de huesos o carcinomas. Los investigadores del cerebro usan una clase especial de estos aparatos: los tomógrafos por emisión de positrones o de resonancia magnética. Con ellos pueden ver el cerebro mientras ... (ver texto completo)
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Maurice Ravel debía conocer dicho efecto cuando en 1928, cuatro décadas después de Wundt, ejecutó por primera vez su "Bolero". Las famosa composición de una sola melodía y un solo ritmo, que se repiten constantemente, no es otra cosa que un "Taktir-Apparat" para orquestas; el propio maestro denominó su obra "pieza orquestal sin música". Sólo el volúmen y el tono cambian. Desde el inicio susurrado hasta el "fortíssimo" final de la obra, el tono va aumentando cada vez más durante un cuarto de ... (ver texto completo)
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La partitura también ordena que el ritmo debe mantenerse con precisión. (Parece ser que Ravel se enfureció cuando un director de orquesta aceleró el ritmo) Y aun así quien esté escuchando la danza afirmará que es cada vez más rápida, como si la monotonía de la música tuviera un efecto hipnótico.
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Maurice Ravel debía conocer dicho efecto cuando en 1928, cuatro décadas después de Wundt, ejecutó por primera vez su "Bolero". Las famosa composición de una sola melodía y un solo ritmo, que se repiten constantemente, no es otra cosa que un "Taktir-Apparat" para orquestas; el propio maestro denominó su obra "pieza orquestal sin música". Sólo el volúmen y el tono cambian. Desde el inicio susurrado hasta el "fortíssimo" final de la obra, el tono va aumentando cada vez más durante un cuarto de ... (ver texto completo)
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Esto fue en el año 1865. Tres años después, Karl von Vierordt, un fisiólogo de Tübingen, al que también le debemos la primera tonometría, tuvo una idea fecunda: aunque no conozcamos la zona con la que nuestro organismo mide el tiempo, quizá sí podamos averiguar cómo lo hace. El propio Vierordt se puso a experimentar. Le dió a un asistente un cronómetro y un gong para que los sujetara con la mano. Debía dar dos golpes sin desvelarle a su jefe cuánto tiempo había transcurrido entre ambos tonos...
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Vierordt intentó imitar este período con la máxima precisión posible dejándose llevar únicamente por su sensación, y de este modo averiguó que producimos los lapsos de tiempo de hasta tres segundos con más lentitud que los lapsos más extensos, que reproducimos más deprisa; como si el tiempo breve se extendiera en la memoria y el tiempo largo se comprimiera...
Mach no estaba loco, y llegó a conclusiones importantes acerca del sonido, el sentido del equilibrio y las características del espacio. Sin embargo, no pudo aportar pruebas de su especulación sobre el reloj de los oídos y tuvo que dejarse reprochar que los sordos no sienten el tiempo de manera diferente a como lo sienten los demás...
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Esto fue en el año 1865. Tres años después, Karl von Vierordt, un fisiólogo de Tübingen, al que también le debemos la primera tonometría, tuvo una idea fecunda: aunque no conozcamos la zona con la que nuestro organismo mide el tiempo, quizá sí podamos averiguar cómo lo hace. El propio Vierordt se puso a experimentar. Le dió a un asistente un cronómetro y un gong para que los sujetara con la mano. Debía dar dos golpes sin desvelarle a su jefe cuánto tiempo había transcurrido entre ambos tonos...
El físico vienés Ernst Mach, pensaba, por ejemplo, que llevábamos un cronómetro biológico escondido en los oídos. ¿Cómo sino podía surgir un sentido del ritmo al escuchar la música?, se preguntaba.
Mach no estaba loco, y llegó a conclusiones importantes acerca del sonido, el sentido del equilibrio y las características del espacio. Sin embargo, no pudo aportar pruebas de su especulación sobre el reloj de los oídos y tuvo que dejarse reprochar que los sordos no sienten el tiempo de manera diferente a como lo sienten los demás...
Durante mucho tiempo los científicos no se pudieron creer que las personas estuviésemos equipadas con sensores para el frío y el calor, para los colores, para el gusto, y el olfato, y que no tuviésemos ningún sentido precisamente para el tiempo. Si embargo, no parecía existir ningún órgano para ello en el cuerpo. A los científicos se les ocurrieron las ideas mas más desbaratadas sobre dónde buscar un reloj central para los segundos y los minutos.
El físico vienés Ernst Mach, pensaba, por ejemplo, que llevábamos un cronómetro biológico escondido en los oídos. ¿Cómo sino podía surgir un sentido del ritmo al escuchar la música?, se preguntaba.
Se ha dicho que mediante el movimiento podemos manipular la sensación de tiempo. Pero ¿cómo?. Primero hemos de observar cómo se origina realmente en nosotros el sentido del transcurrir de los segundos. El reloj corporal, por importante que sea para el ciclo diario del organismo, no puede ser el responsable de ello. Nos guía durante el día, pero no podemos leer la hora que marca; debe existir por lo tanto, un segundo mecanismo para medir tiempos más breves. Pero esta sensación también debe surgir ... (ver texto completo)
Durante mucho tiempo los científicos no se pudieron creer que las personas estuviésemos equipadas con sensores para el frío y el calor, para los colores, para el gusto, y el olfato, y que no tuviésemos ningún sentido precisamente para el tiempo. Si embargo, no parecía existir ningún órgano para ello en el cuerpo. A los científicos se les ocurrieron las ideas mas más desbaratadas sobre dónde buscar un reloj central para los segundos y los minutos.