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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Aquí, si que estaban las perdices
Foto enviada por Gabriel

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Al cabo de media hora, presentóse allí el médico del distrito, hombre bajo de estatura, enjuto y pelinegro. Recetóme el consabido sudorífico, ordenó que me pusieran sinapismos, dejóse muy hábilmente meter en la manga un billetito de cinco rublos..., tosiendo y volviendo la vista a otra parte, cuando de pronto cambió de parecer y se quedó. El calor me ahogaba; contaba ya con pasar una noche de insomnio, y me alegré de poder charlar con aquel buen hombre....
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Sirviéronle té. Y mi doctor soltó la lengua. No tenía pelo de tonto, se expresaba bien y con bastante desparpajo. Suceden en este mundo cosas muy raras; convives a veces largo tiempo con otro, mantienes con él un trato amistoso y, sin embargo, ni una sola vez le hablas con franqueza, con el corazón en la mano, y otras veces apenas acabas de conocer a una persona, y en seguida ya le estás o te está él a ti haciendo las confesiones más íntimas, como si te confesaras...
Hola Cuenka. Yo continúo con Relatos de un cazador en que llegado un punto me encuentro con "El médico rural" que comienza así:

"Una vez en otoño, y de regreso de un campo alejado de la aldea, hube de coger una fiebre y caí enfermo. Por suerte que me ocurrió eso en una ciudad, cabeza de partido, en la posada; y mandé por un médico...
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Al cabo de media hora, presentóse allí el médico del distrito, hombre bajo de estatura, enjuto y pelinegro. Recetóme el consabido sudorífico, ordenó que me pusieran sinapismos, dejóse muy hábilmente meter en la manga un billetito de cinco rublos..., tosiendo y volviendo la vista a otra parte, cuando de pronto cambió de parecer y se quedó. El calor me ahogaba; contaba ya con pasar una noche de insomnio, y me alegré de poder charlar con aquel buen hombre....
De este autor he leido "Padres e Hijos" pero hace muchooooooooooooooooooooos años.
Los autores rusos pasaron al final de la biblioteca.
Hola Cuenka. Yo continúo con Relatos de un cazador en que llegado un punto me encuentro con "El médico rural" que comienza así:

"Una vez en otoño, y de regreso de un campo alejado de la aldea, hube de coger una fiebre y caí enfermo. Por suerte que me ocurrió eso en una ciudad, cabeza de partido, en la posada; y mandé por un médico...
De este autor he leido "Padres e Hijos" pero hace muchooooooooooooooooooooos años.
Los autores rusos pasaron al final de la biblioteca.
Cuenka, lo que escribo a continuación es un fragmento de lo que estoy leyendo ahora. Se titula Relato de un Cazador y lo escribió Turgueniev.

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En el Orlovsk hace ya cinco años que desparecieron bosques y campiñas, y de pantanos no queda ni una señal, mientras que en el Kaluga, por el contrario, cuéntase por cientos los viveros de caza, hay albuferas que cogen decenas de "verstas", sigue pululando allí la noble casta del gallo montés, y medrando la fragante seta, y la inquieta perdiz, con sus ... (ver texto completo)
Hablábamos antes de los menús del Celler de Can Roca, pero estas perdices alconcheleras en escabeche, creo que quedarían exquisitas...

¡Y de postre flan de hueeeeeeeeeevooo,
de postre, Flan Duuuuuuuuul!
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Haciendo de tripas corazón, y pensando en convertirme en una creyente de todo lo relacionado con el exoterismo, fuí para el dormitorio, abrí el cajón, y... ¡Oh, sorpresa!...
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Al igual que la vez anterior, mis bragas dobladas cuidadosamente dentro del cajón, se movían ritmicamente de arriba a abajo como si debajo de ellas hubiese "un corazón vivo". ¡Pero quiá...!, no era un corazón, era el hamster, que se movía debajo de las bragas, pero esta vez asomando el morrete y los ojillos... ¡No me lo comí de milagro..., y no precisamente a besos!

Ahora es muy fácil escribirlo y contarlo, pero os aseguro que aquel día, "los cerones me se metieron en el cuerpo" por un rato ... (ver texto completo)
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Estaba sola en casa, y una vez en el comedor comencé a reflexionar, sin acordarme para nada del Hamster; no he creído nunca ni en brujas, ni en encantamientos, ni en ánimas, zombis o cosas que se les parezcan, así que decidí a volvera entrar de nuevo en el dormitorio y volver a mirar en el cajón...
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Haciendo de tripas corazón, y pensando en convertirme en una creyente de todo lo relacionado con el exoterismo, fuí para el dormitorio, abrí el cajón, y... ¡Oh, sorpresa!...
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Yo que no he sido nunca miedosa, ni aún nombrándome, cuando era pequeña, al Coco, ni al Sacasebos, ni al Hombre del Saco, ni al Sacasangres, ogros, brujas, y demás zarandajas, salí corriendo de mi cuarto hacia el comedor dándome con los talones en el culo...
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Estaba sola en casa, y una vez en el comedor comencé a reflexionar, sin acordarme para nada del Hamster; no he creído nunca ni en brujas, ni en encantamientos, ni en ánimas, zombis o cosas que se les parezcan, así que decidí a volvera entrar de nuevo en el dormitorio y volver a mirar en el cajón...
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Entré canturreando a mi dormitorio, como suelo hacer casi siempre; encendí la luz, fui directamente hacia el armario y abrí el cajón... ¡Madre del Amor Hermoso...! ¡Vaya salto que dí hacia atrás! Parecía talmente que alguien me había empujado con una mano ardiendo...
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Yo que no he sido nunca miedosa, ni aún nombrándome, cuando era pequeña, al Coco, ni al Sacasebos, ni al Hombre del Saco, ni al Sacasangres, ogros, brujas, y demás zarandajas, salí corriendo de mi cuarto hacia el comedor dándome con los talones en el culo...
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Ya habíamos dado al hamster por perdido, y la segunda mañana de su desaparición, me dispuse a darme una ducha, pero antes entré en mi dormitorio con el fin de preparar la ropa interior que había de ponerme una vez aseada y limpia, y que guardaba dentro de uno de los mencionados cajones...
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Entré canturreando a mi dormitorio, como suelo hacer casi siempre; encendí la luz, fui directamente hacia el armario y abrí el cajón... ¡Madre del Amor Hermoso...! ¡Vaya salto que dí hacia atrás! Parecía talmente que alguien me había empujado con una mano ardiendo...
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Veréis:
El armario ropero de mi dormitorio no es de aquellos empotrados en la pared, y tiene unos pequeños cajones en la parte de abajo de las puertas; como es antiguo detrás de los cajones queda un pequeño hueco por la parte de atrás por donde cabe una mano tranquilamente...
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Ya habíamos dado al hamster por perdido, y la segunda mañana de su desaparición, me dispuse a darme una ducha, pero antes entré en mi dormitorio con el fin de preparar la ropa interior que había de ponerme una vez aseada y limpia, y que guardaba dentro de uno de los mencionados cajones...
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Cansados de buscar por un sitio y por otro, desistimos de continuar haciéndolo dándolo ya por perdido, pero he aquí, que en la casa había desaparecido y en la casa debía aparecer, como así fue, no sin antes darme un susto de muerte...
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Veréis:
El armario ropero de mi dormitorio no es de aquellos empotrados en la pared, y tiene unos pequeños cajones en la parte de abajo de las puertas; como es antiguo detrás de los cajones queda un pequeño hueco por la parte de atrás por donde cabe una mano tranquilamente...
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Lo buscamos por todos los rincones de la casa; por detrás de la nevera, de la lavadora, del armario donde guardamos los cepillos y las fregonas; por el paragüero, debajo de las mesas, altas y bajas, estantes, armarios... y, ¡nada de nada!...
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Cansados de buscar por un sitio y por otro, desistimos de continuar haciéndolo dándolo ya por perdido, pero he aquí, que en la casa había desaparecido y en la casa debía aparecer, como así fue, no sin antes darme un susto de muerte...
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Resulta que cuando mis hijos eran pequeños, -dos años o tres después de la odisea de los periquitos-, tuvimos en casa un Hamster al que mis hijos cuidaban de maravilla; era espavilado como él sólo y un día, no sabemos aún cómo, se salió de la jaula y estuvo desaparecido durante dos días a pesar de que lo buscamos por toda la casa...
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Lo buscamos por todos los rincones de la casa; por detrás de la nevera, de la lavadora, del armario donde guardamos los cepillos y las fregonas; por el paragüero, debajo de las mesas, altas y bajas, estantes, armarios... y, ¡nada de nada!...