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El marido de una amiga mía fue el que más insistió en que me lo quedase arguyendo que me haría mucha compañía mientras mis hijos y mi marido por sus ocupaciones de trabajo y colegios pasabn horas fuera de casa, así que me lo quedé, aún cuando no podía imaginar que una de esas pintads avecillas fuese capaz de servirle de compañía a nadie...
El marido de una amiga mía fue el que más insistió en que me lo quedase arguyendo que me haría mucha compañía mientras mis hijos y mi marido por sus ocupaciones de trabajo y colegios pasabn horas fuera de casa, así que me lo quedé, aún cuando no podía imaginar que una de esas pintads avecillas fuese capaz de servirle de compañía a nadie...
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Tenía sólo seis semanas cuando lo traje a casa con la alegría, como es natural, de mis hijos que lo acogieron muy bien. Los primeros días, todo lo que se le ocurría hacer cuando lo sacábamos de la jaula era precipitarse de cabeza en el primer bolsillo que encontraba y permanecer allí sin chistar, o posarse sobre los rieles de las cortinas, donde desde allí, escondido tras éllas iba arrancando a pequeños picotazos el papel de la pared hasta que me dí cuenta de ello por las bolitas que encontré ... (ver texto completo)
Tenía sólo seis semanas cuando lo traje a casa con la alegría, como es natural, de mis hijos que lo acogieron muy bien. Los primeros días, todo lo que se le ocurría hacer cuando lo sacábamos de la jaula era precipitarse de cabeza en el primer bolsillo que encontraba y permanecer allí sin chistar, o posarse sobre los rieles de las cortinas, donde desde allí, escondido tras éllas iba arrancando a pequeños picotazos el papel de la pared hasta que me dí cuenta de ello por las bolitas que encontré ... (ver texto completo)