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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Serie flores del verano
Foto enviada por Gabriel

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado del tejido y a informarse de si el traje quedaría pronto listo. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y remiró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
Los estafadores volvieron a pedir más dinero, más seda y más oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Lo almacenaron todo en sus alforjas, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en el telar vacío.
- ¿Qué? ¿No decís nada del tejido? -preguntó uno de los pillos.
Los dos estafadores le pidieron que se acercase y le preguntaron si no encontraba preciosos el color y el dibujo. Al decirlo, le señalaban el telar vacío, y el pobre ministro seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había.
« ¡Dios me guarde! -pensó el viejo ministro, abriendo unos ojos como platos-. ¡Pero si no veo nada!». Pero tuvo buen cuidado en no decirlo.
Me gustaría saber lo que ha avanzado con la tela», pensaba el Emperador, pero se encontraba un poco confuso en su interior al pensar que el que fuese tonto o indigno de su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que tuviera dudas sobre sí mismo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para ver cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban deseosos de ver lo tonto o inútil que era su vecino.
Instalaron dos telares y simularon que trabajaban en ellos; aunque estaba totalmente vacíos. Con toda urgencia, exigieron las sedas más finas y el hilo de oro de la mejor calidad. Guardaron en sus alforjas todo esto y trabajaron en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
Y entregó mucho dinero a los estafadores para que comenzasen su trabajo.
- ¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los llevase, podría averiguar qué funcionarios del reino son indignos del cargo que desempeñan. Podría distinguir a los listos de los tontos. Sí debo encargar inmediatamente que me hagan un traje.
La gran ciudad en que vivía estaba llena de entretenimientos y era visitada a diario por numerosos turistas. Un día se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las telas más maravillosas que pudiera imaginarse. No sólo los colores y los dibujos eran de una insólita belleza, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de convertirse en invisibles para todos aquellos que no fuesen merecedores de su cargo o que fueran irremediablemente ... (ver texto completo)
-El Emperador está en el ropero.
EL NÁUFRAGO DEL TABLÓN.
-Antes de que se agarre, joven, debo advertirle que padezco una enfermedad contagiosa. Se lo digo por si es usted aprensivo...
CON ESTE PEQUEÑO OEMA QUIRO DAROS LAS GRACIAS POR SER COMO SOIS PORQUE TENGAIS UNA FELICES FIESTAS Y EL PROXIMO AÑO SE CUMPLAN TODODS BUESTROS BUENOS DESEOS

Flores para amaneceres radiantes
un campo de Girasoles
un manto de cien mil soles
bordado de luz flamante
Bueno guapos, con esta alfombra amarilla, bordada en oro, os digo hasta luego. Un beso para todos y que os aproveche la comida.
La historia nos recuerda los hechos que han motivado a sus habitantes a cometer errores tan irremediables ¡Valora el aprendizaje con gratitud!