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Culpables, dicen, que somos las mujeres.
de todas sus calaveradas,
pues, dicen, que de ropa aligeradas
vamos evocando los placeres,
que son causa poderosa
de que ellos, "Yogurines" embriagados,
agosten desesperados
su juventud animosa...
...
Y si dolorida el alma -decían ellos-
de la carne, vencedora,
queriendo encontrar la calma
en el hogar..., ¡vano intento!;
pues no falta una vecina
que en su "toilette" verpertina,
no aumente su sufrimiento;
pues como aprieta el calor
quiere templar sus ardores,
y en paños más que menores
prescindiendo del pudor,
sale al fresco a disfrutar
mostrando tales encantos que,
so pena de ser Santos,
nos obligan a pecar...
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