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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El callejón del "Morenis"
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

EL PENSAMIENTO dominado por la incertidumbre aumenta los obstáculos y nos agota las energías; con él nadie va muy lejos.
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Entonces reconoceriamos el verdadero valor del presente antes de que haya pasado para siempre.
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es un placer recordar; es volver a vivir.
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Si aprendiéramos a no prestar atención a las pequeñas molestias, a las preocupaciones gratuitas, a los temores que se oponen al goce de un instante fugaz...
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Entonces reconoceriamos el verdadero valor del presente antes de que haya pasado para siempre.
¡Ah!, si supiéramos saborear cada día, en el momento mismo de vivirlo en vez de descubrir sus alegrías a la melancólica luz de la memoria...
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Si aprendiéramos a no prestar atención a las pequeñas molestias, a las preocupaciones gratuitas, a los temores que se oponen al goce de un instante fugaz...
¡Ah!, si supiéramos saborear cada día, en el momento mismo de vivirlo en vez de descubrir sus alegrías a la melancólica luz de la memoria...
DE ESTO, HACE YA UNOS AÑOS...

En un supermercado, un señor, con un carrito rebosante de compras a otro en las mismas condiciones: "Estoy atrapado entre la superabundancia de la vida moderna y la explosión demográfica".
Como decía Española Antigua, ya es hora de que Los Topos se "arrejunten" y vuelvan a reaparecer de nuevo, como han hecho muchos de los cantantes y grupos de los años 70. Seguro que tienen tanto éxito como tuvieron en los foros en el año 2005.
Besos, TOPILLOS.
Fijate tú los problemillas que tenía el TOPO-FRIKY, allá por el año 2005 por no hacer lo que hizo el TOPO-ANALFABETO: ir a la escuela de Alconchel, que es donde hay que ir para salir hecho una espiga.
No en vano dicen que, "Si quieres tener un hijo listo, mándalo a Alconchel, verás que pronto te lo espavilan" Jajajajajajaa.
¡Ah, y una cosa...., ahora, ya no se dan capones. Se dan caramelos que saben mejorrrrrrrrrrrrrrrrr.
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¡Era él! -imagínense-, ¡el soldado de plomo!, el mismo que se había perdido en el piso del anciano. Extraviado entre maderas y escombros, ¡cuántos años había permanecido enterrado!

La joven limpió el soldado, primero con una hoja verde, y luego con su fino pañuelo, del que se desprendía un perfume delicioso. Al soldado de plomo le hizo el efecto de que volvía en sí de un largo desmayo.

-Deja que lo vea -dijo el joven, riendo y meneando la cabeza-. Seguramente no es el mismo; pero me recuerda ... (ver texto completo)
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- ¡Qué solo debió de sentirse! -dijo ella.

- ¡Espantosamente solo! -exclamó el soldado de plomo. Pero ¡qué bella cosa es no ser olvidado!

- ¡Muy bien! -gritó algo muy cerca; pero aparte el soldado, nadie vio que era un jirón del tapiz de cuero de cerdo. Le faltaba todo el dorado y se confundía con la tierra húmeda, pero tenía su opinión y la expresó:

El dorado se desluce

pero el cuero queda. ... (ver texto completo)
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En el solar que había ocupado la casa vieja edificaron otra nueva y hermosa, con grandes ventanas y lisas paredes blancas; en la parte delantera dispusieron un jardincito, con parras silvestres que trepaban por las paredes del vecino. Delante del jardín pusieron una gran verja de hierro, con puerta también de hierro. Era de un efecto magnífico; la gente se detenía a mirarlo. Los gorriones se posaban por docenas en las parras, charloteando entre sí con toda la fuerza de sus pulmones, aunque no ... (ver texto completo)
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¡Era él! -imagínense-, ¡el soldado de plomo!, el mismo que se había perdido en el piso del anciano. Extraviado entre maderas y escombros, ¡cuántos años había permanecido enterrado!

La joven limpió el soldado, primero con una hoja verde, y luego con su fino pañuelo, del que se desprendía un perfume delicioso. Al soldado de plomo le hizo el efecto de que volvía en sí de un largo desmayo.

-Deja que lo vea -dijo el joven, riendo y meneando la cabeza-. Seguramente no es el mismo; pero me recuerda ... (ver texto completo)
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Al anochecer, un coche se paró frente a la puerta y lo bajaron en el féretro; reposaría en el campo, en el panteón familiar. A él se encaminó el carruaje, sin que nadie lo acompañara; todos sus amigos estaban ya muertos. Al pasar, el niño, con las manos, envió un beso al ataúd.

Algunos días después se celebró una subasta en la vieja casa, y el pequeño pudo ver desde su ventana cómo se lo llevaban todo: los viejos caballeros y las viejas damas, las macetas de largas orejas de asno, los viejos ... (ver texto completo)
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En el solar que había ocupado la casa vieja edificaron otra nueva y hermosa, con grandes ventanas y lisas paredes blancas; en la parte delantera dispusieron un jardincito, con parras silvestres que trepaban por las paredes del vecino. Delante del jardín pusieron una gran verja de hierro, con puerta también de hierro. Era de un efecto magnífico; la gente se detenía a mirarlo. Los gorriones se posaban por docenas en las parras, charloteando entre sí con toda la fuerza de sus pulmones, aunque no ... (ver texto completo)
Buenas tardes Milagros, me pase a desearos muy buena tarde noche, despues de un bonito dia de sol.
Gracias por tu visita
Un besooooooooooooooooooooooo

Te regalo mi amistad

En mi soledad, en mi oscuridad
nunca pensé que iba a encontrar a alguien como tú,
nunca pensé que iba a sentir esto por alguien
este sentimiento es algo inexplicable, ... (ver texto completo)
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Lo siento, pero ya no me perteneces -dijo el niño-. Te he regalado, y tienes que quedarte. ¿No lo comprendes?

Entró el viejo con una caja que contenía muchas cosas maravillosas: una casita de yeso, un bote de bálsamo y naipes antiguos, grandes y dorados como hoy ya no se estilan. Abrió muchos cajones, y también el piano, cuya tapa tenía pintado un paisaje en la parte interior; dio un sonido ronco cuando el hombre lo tocó; y en voz queda, éste se puso a cantar una canción.

- ¡Ella sí sabía ... (ver texto completo)
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Al anochecer, un coche se paró frente a la puerta y lo bajaron en el féretro; reposaría en el campo, en el panteón familiar. A él se encaminó el carruaje, sin que nadie lo acompañara; todos sus amigos estaban ya muertos. Al pasar, el niño, con las manos, envió un beso al ataúd.

Algunos días después se celebró una subasta en la vieja casa, y el pequeño pudo ver desde su ventana cómo se lo llevaban todo: los viejos caballeros y las viejas damas, las macetas de largas orejas de asno, los viejos ... (ver texto completo)
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- No debes tomarlo tan a la tremenda -respondió el niño-. Yo me siento muy bien aquí. Vienen de visita los viejos pensamientos, con toda su compañía de recuerdos.

-Sí, pero yo no los veo ni los conozco -insistió el soldado de plomo-. No puedo soportarlo.

-Pues no tendrás más remedio -dijo el chiquillo.

Volvió el anciano con cara risueña y con riquísimas confituras, manzanas y nueces, y el pequeño ya no se acordó más del soldado.

Regresó a su casa contento y feliz; transcurrieron ... (ver texto completo)
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Lo siento, pero ya no me perteneces -dijo el niño-. Te he regalado, y tienes que quedarte. ¿No lo comprendes?

Entró el viejo con una caja que contenía muchas cosas maravillosas: una casita de yeso, un bote de bálsamo y naipes antiguos, grandes y dorados como hoy ya no se estilan. Abrió muchos cajones, y también el piano, cuya tapa tenía pintado un paisaje en la parte interior; dio un sonido ronco cuando el hombre lo tocó; y en voz queda, éste se puso a cantar una canción.

- ¡Ella sí sabía ... (ver texto completo)
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Bajo el cuadro colgaba, dentro de un marco y cubierto con cristal, un ramillete de flores marchitas; seguramente habrían sido cogidas también medio siglo atrás, tan viejas parecían. El péndulo del gran reloj marcaba su tictac, y las manecillas giraban, y todas las cosas de la habitación se iban volviendo aún más viejas; pero ellos no lo notaron.

-En casa dicen -observó el niño- que vives muy solo.

- ¡Oh! -sonrió el anciano-, no tan solo como crees. A menudo vienen a visitarme los viejos ... (ver texto completo)
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- No debes tomarlo tan a la tremenda -respondió el niño-. Yo me siento muy bien aquí. Vienen de visita los viejos pensamientos, con toda su compañía de recuerdos.

-Sí, pero yo no los veo ni los conozco -insistió el soldado de plomo-. No puedo soportarlo.

-Pues no tendrás más remedio -dijo el chiquillo.

Volvió el anciano con cara risueña y con riquísimas confituras, manzanas y nueces, y el pequeño ya no se acordó más del soldado.

Regresó a su casa contento y feliz; transcurrieron ... (ver texto completo)