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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Foto escolar
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

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Donde se termina la avenida, siempre está oscuro y no hay nadie. Por esto me dirigía siempre hacia allí, hacia un banco muy incómodo. Al sentarme, enseguida en el sendero y no lejos de mí empezaban a reunirse apresuradamente los gorriones. Quizá fuera sólo mi fantasía, pero me gustaba crearme una ilusión en aquel país que no era el mío e imaginar que los gorriones me conocían y estaban esperando algo de mí por considerarme culpable ante ellos...
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Si no es así, no importa.
Los gorriones se acercan saltando de lado y alargando sus cuellos, miran con los puntos negros de sus ojos y parece que quieren decir:
-Ya has venido. También nosotros estamos aquí.
Yo sacaba de mi bolsillo las migas envueltas en papel. Y entonces me parecía a Pliuschkin ¡Qué Pliuschkin!. En mí había diez Pliuschkin cuando echaba las migas a los gorriones. ¡Y qué alboroto se producía entonces! Se peleaban por un pedacito que les parecía mejor que los demás. Tiraba cada uno por su lado moviendo torpemente las alas y levantando polvo.
Aprovechando el momento, uno de ellos, el más listo, cogía por sorpresa el pedacito y se escondía entre los arbustos. Algunos empezaban a perseguirlo, pero pronto volvían atrás. Yo les echaba las migas con mucha parsimonia, puesto que entre ellos todavía no estaba el que me interesaba más, al que yo esperaba siempre para darle el mejor pedacito que tenía. Y este gorrión no se distinguía por su belleza ni por su inteligencia.
Todo lo contrario, era un infeliz inválido. No tenía dedos en su patita derecha. Por esto, al posarse sobre la arena del sendero, se caía hacia un lado y sólo al cabo de un rato y con mucha dificultad, se ponía de pie sobre su pata izquierda. La pata derecha estaba horriblemente mutilada y parecía una cerilla quemada... ... (ver texto completo)
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Luego ya me acostumbré y llegué a hacerlo de modo que nadie se diera cuenta y entonces no oía aquel "otra vez" y todo pasaba inadvertido. Con aquel pedacito de pan me dirigía al parque que estaba cerca de nuestra casa. No tenía que andar más de cinco minutos.
Entonces en el parque no había nadie y por las noches reinaba la oscuridad.
Ahora sí que el parque está animado. Desde el atardecer brilla el rótulo de neón del restaurante "Odeón".
Los tupidos árboles y arbustos separan el parque de ... (ver texto completo)
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Donde se termina la avenida, siempre está oscuro y no hay nadie. Por esto me dirigía siempre hacia allí, hacia un banco muy incómodo. Al sentarme, enseguida en el sendero y no lejos de mí empezaban a reunirse apresuradamente los gorriones. Quizá fuera sólo mi fantasía, pero me gustaba crearme una ilusión en aquel país que no era el mío e imaginar que los gorriones me conocían y estaban esperando algo de mí por considerarme culpable ante ellos...
Esto que a continuación escribo, lo escribió ni más ni menos que uno de los Maestros Rusos de la Literatura. Me estoy refiriendo a V. B. SVEN y pertenece a su obra: LOS GORRIONES.

... Ahora, esto puede parecer extraño e incomprensible, pero hubo un tiempo en que un pedazo de pan sobre la mesa alegraba la vista. Y cuando el pan se había comido, uno se sentía algo triste y hasta inquieto y se preguntaba: ¿por qué me he comido todo el pan, con dos vasos de agua caliente y no he dejado nada para cenar? ... (ver texto completo)
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Luego ya me acostumbré y llegué a hacerlo de modo que nadie se diera cuenta y entonces no oía aquel "otra vez" y todo pasaba inadvertido. Con aquel pedacito de pan me dirigía al parque que estaba cerca de nuestra casa. No tenía que andar más de cinco minutos.
Entonces en el parque no había nadie y por las noches reinaba la oscuridad.
Ahora sí que el parque está animado. Desde el atardecer brilla el rótulo de neón del restaurante "Odeón".
Los tupidos árboles y arbustos separan el parque de ... (ver texto completo)
Esto que a continuación escribo, lo escribió ni más ni menos que uno de los Maestros Rusos de la Literatura. Me estoy refiriendo a V. B. SVEN y pertenece a su obra: LOS GORRIONES.

... Ahora, esto puede parecer extraño e incomprensible, pero hubo un tiempo en que un pedazo de pan sobre la mesa alegraba la vista. Y cuando el pan se había comido, uno se sentía algo triste y hasta inquieto y se preguntaba: ¿por qué me he comido todo el pan, con dos vasos de agua caliente y no he dejado nada para cenar? ... (ver texto completo)
Hacía ya algunos días que no visitaba ninguna página de lo mucho que escribieron los Maestros Rusos, así que esta tarde ha llegado la hora de transcribir algo de SASHKA YEGULEV de L. N. Andreiev.

... Cada vez de hora en hora, advertíase más claramente aquel cambio adverso; pero cual si viviese en tinieblas, nada de aquello veía ni comprendía Yegulev.
Como el mar de las rías, íbase la gente, dejando en la arena leves jirones y migajas de su vida, y ya formárase en derredor un tácito vacío, pero ... (ver texto completo)
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"El señor de nuestra historia se limitaba a acelerar el paso para seguirla y, sintiendo ya que algo extraño sucedía, que de un momento a otro iba a ocurrir algo inverosímil, el ilógico..., fijaba los ojos en el blancor de la nieve, amontonada en cantidad increíble, en los andenes, en las vías, en los tejados y en los vagones rojos y verdes diseminados por allá... Miraba todo aquello con el corazón suspenso, comprendiendo y descubriendo solamente entonces que hacía ya años que amaba precisamente ... (ver texto completo)
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La caja de música, que hasta aquel momento había estado sonando sordamente en la lejanía, retumbó de pronto con sonido heroico, solemne y amenazador. El compositor calló y alzó hacia nosotros unos ojos que parecían sorprendidos y asustados. Luego pronunció, a media voz:
- Sí. He aquí lo que ella le dijo. Y ahora permítanme que les pregunte: ¿Cómo expresar una escena semejante con necias palabras humanas? ¿Qué podría decirles, fuera de la vulgaridad, de aquel rostro alzado, iluminado por la ... (ver texto completo)
Bunin también escribió IDA de la que extraigo lo siguiente:
...
-Pues sí. Le declaró su amor. Fue, desgraciadamente, una auténtica declaración, y hecha del modo más serio. ¿Que fue tonto, inesperado, inverosímil?... Sí, naturalmente; pero no por ello dejó de ser una realidad. Ocurrió exactamente como se lo he contado. Apenas habían echado a andar por el andén, ella deprisa y con fingida animación, empezó a pedir noticias de Masha, de cómo le iba, de cómo les iba a sus comunes amigos de Moscú, de ... (ver texto completo)
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"El señor de nuestra historia se limitaba a acelerar el paso para seguirla y, sintiendo ya que algo extraño sucedía, que de un momento a otro iba a ocurrir algo inverosímil, el ilógico..., fijaba los ojos en el blancor de la nieve, amontonada en cantidad increíble, en los andenes, en las vías, en los tejados y en los vagones rojos y verdes diseminados por allá... Miraba todo aquello con el corazón suspenso, comprendiendo y descubriendo solamente entonces que hacía ya años que amaba precisamente ... (ver texto completo)
Bunin también escribió IDA de la que extraigo lo siguiente:
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-Pues sí. Le declaró su amor. Fue, desgraciadamente, una auténtica declaración, y hecha del modo más serio. ¿Que fue tonto, inesperado, inverosímil?... Sí, naturalmente; pero no por ello dejó de ser una realidad. Ocurrió exactamente como se lo he contado. Apenas habían echado a andar por el andén, ella deprisa y con fingida animación, empezó a pedir noticias de Masha, de cómo le iba, de cómo les iba a sus comunes amigos de Moscú, de ... (ver texto completo)
Qnk, tampoco Andreiev tiene desperdicio, así que aquí dejo algo de lo que puedes encontrar en ABISMO. ¡Espero que te guste y te despierte el gusanillo de leerlo completo!

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Y otra vez en otra dirección, tendió la mano, y de nuevo tropezó con el desnudo cuerpo, y así, dondequiera que pusiera la mano, tropezaba siempre con aquel cuerpo de mujer, terso, dúctil, cual si se templase al contacto de su mano. A veces retirábala el joven aprisa, pero otras la dejaba posar y como él mismo, sin gorra, ... (ver texto completo)
Ivan Bunin Alekseyevich
ruso: Иван Алек&# 1089;еев&#10 80;ч Буни&# 1085;, IPA: [ɪ van ɐ l ʲ ɪ ks ʲ ejɪ v ʲ ɪ tɕ bollo ʲ ɪ n] 22 de octubre [ OS 10 de octubre] 1870 - 8 de noviembre 1953) fue el primer escritor ruso en ganar el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por el arte estricta con la que lleva a cabo las tradiciones rusas clásicas en la ... (ver texto completo)
Venga Rosa, que nunca es tarde para releer un libro, así que ponte manos a la obra y verás cómo te gusta más la segunda vez que la primera ¡Siempre encuentras algo que la primera vez no viste! Un besete
No sabemos si Eufra7 habrá leído algo de la obra de I. A. Bunin, aunque pienso que si ha caído algo de él en sus manos, seguro que sí lo habrá hecho, porque este chico "se lo lee tó"
De momento, y por si acaso, aquí dejo escrito algo de lo que leí hace ya algún tiempo, que pertenece a UNA ALDEA.

" Mientras la cocinera, rascándose y bostezando, encendía la lumbre, cocía patatas para los cerdos y soplaba el samovar, Osip, sin gorra, tropezando de sueño, llevaba el salvado a los caballos y a las ... (ver texto completo)
Ivan Bunin Alekseyevich
ruso: Иван Алек&# 1089;еев&#10 80;ч Буни&# 1085;, IPA: [ɪ van ɐ l ʲ ɪ ks ʲ ejɪ v ʲ ɪ tɕ bollo ʲ ɪ n] 22 de octubre [ OS 10 de octubre] 1870 - 8 de noviembre 1953) fue el primer escritor ruso en ganar el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por el arte estricta con la que lleva a cabo las tradiciones rusas clásicas en la ... (ver texto completo)
No sabemos si Eufra7 habrá leído algo de la obra de I. A. Bunin, aunque pienso que si ha caído algo de él en sus manos, seguro que sí lo habrá hecho, porque este chico "se lo lee tó"
De momento, y por si acaso, aquí dejo escrito algo de lo que leí hace ya algún tiempo, que pertenece a UNA ALDEA.

" Mientras la cocinera, rascándose y bostezando, encendía la lumbre, cocía patatas para los cerdos y soplaba el samovar, Osip, sin gorra, tropezando de sueño, llevaba el salvado a los caballos y a las ... (ver texto completo)
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Los caballos, ya más oscuros por el aterciopelado pelo de invierno, estaban diseminados bajo los aleros. Las ovejas se apelotonaban en un rincón, como una ondulada masa sucia y gris. Un caballo castaño y viejo dormitaba solitario al lado del pesebre vacío y manchado.
Del cielo triste y gris que se extendía por encima del cuadrado del corral continuaba cayendo la llovizna; pero el viejo caballo no parecía notar nada. En la pocilga los cerdos gruñían y gemían con enfermiza insistencia..."
No sabemos si Eufra7 habrá leído algo de la obra de I. A. Bunin, aunque pienso que si ha caído algo de él en sus manos, seguro que sí lo habrá hecho, porque este chico "se lo lee tó"
De momento, y por si acaso, aquí dejo escrito algo de lo que leí hace ya algún tiempo, que pertenece a UNA ALDEA.

" Mientras la cocinera, rascándose y bostezando, encendía la lumbre, cocía patatas para los cerdos y soplaba el samovar, Osip, sin gorra, tropezando de sueño, llevaba el salvado a los caballos y a las ... (ver texto completo)
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- ¿Te acuerdas del fresnecito, Fedot? -preguntó Sasha sonriendo con unción.
Y con la misma unciosa sonrisa en sus violáceos y finos labios, muy pegados a sus grandes dientes amarillentos, respondióle Fedot:
-Claro que sí me acuerdo, Alexandr Ivanich.
" ¡Oh, y qué tremendo es vivir en el mundo!", pensó Kuzmá Chuchok, mirando los oscuros, enormes y apasionados ojos de Yegulev, y no tuvo ánimos, con lo apocado que era, para unir a la suya la sonrisa de sus pálidos labios...
...
Inquietóse también hasta el tuerto Cegato; pero, falto de palabras que estuviesen un tanto siquiera a la altura de su sentimiento, limitóse a decir malhumorado:
-Me quedo con la balalaika del marinero.
- ¡Se habrá visto imbécil! -exclamó Fedot, y dejó de sonreír.
Luego de hablar con Fedot de lo que pudiera pasar, Yegulev decidió ir al otro día mismo a la ciudad y despedirse; no quería aguardar más a la muerte, y anhelaba acabar cuanto antes."
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Luego, aquel diálogo en el chozo, en que las voces sonaban tan cerca y en el resquicio del techo brillaba el disco argentino de la luna de un fulgor deslumbrante. Murió Petrusha. Murió Kolesnikov, y ahora acababan de enterrar al marinero...
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- ¿Te acuerdas del fresnecito, Fedot? -preguntó Sasha sonriendo con unción.
Y con la misma unciosa sonrisa en sus violáceos y finos labios, muy pegados a sus grandes dientes amarillentos, respondióle Fedot:
-Claro que sí me acuerdo, Alexandr Ivanich.
" ¡Oh, y qué tremendo es vivir en el mundo!", pensó Kuzmá Chuchok, mirando los oscuros, enormes y apasionados ojos de Yegulev, y no tuvo ánimos, con lo apocado que era, para unir a la suya la sonrisa de sus pálidos labios...