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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

aparcamiento de la ermita
Foto enviada por ESTRELLA

nerviosamente con periódicos. — ¡Uf! —exclamó el hombre, ¡y se quitó el chaleco!

El Viento estaba indignado. —Tramposo —le murmuró al Sol, alejándose muy enfadado— ¡El hombre siempre te ha preferido a ti!
— ¡Uf! ¡Qué calor! —dijo, desabrochándose el chaleco. El Sol brillaba con tanta fuerza, que hasta el alquitrán de las carreteras se volvió pegajoso. — ¡Uf! ¡Esto es demasiado! —dijo el hombre, mirando a las personas que veía sentadas en los bancos, abanicándose
El Sol continuó brillando y el hombre tuvo que desabrocharse el abrigo y secarse el sudor de la frente. " ¡Qué tiempo tan raro!", pensó. El Sol brilló y brilló hasta que el hombre se quitó la chaqueta y se aflojó el nudo de la corbata.
El Viento rugió y rugió y provocó que el autobús se balanceara de una manera peligrosa sobre sus ruedas. — ¡Brrr! ¡Vaya tiempo! —dijo el conductor— Llevaré el autobús a la terminal. ¡Este viento es capaz de hacernos volcar estrepitosamente! El Viento sopló y silbó y aulló y rugió contra el edificio de la terminal hasta erosionar su fachada. —Está bien, sabelotodo, me rindo —dijo al Sol entre despectivo y defraudado— ¡Pero apuesto a que tú no lo haces mejor! Entonces el Sol comenzó a brillar. Una ... (ver texto completo)
El Viento se puso a silbar y aullar. El hombre no sabía cómo protegerse de la ventolera. Total que decidió ir al trabajo en autobús. — ¡Brrr! ¡Brrr! ¡Qué asco de tiempo!
— ¡Brrr! ¡Vaya tiempecito! —dijo éste, abrochándose los botones y alzándose el cuello del abrigo.
— ¿Quién? ¿Yo? —sonrió el Sol— No, no, temo que te equivocas, don Viento. — ¿Y qué sabes hacer tú, que pareces una enorme naranja? ¡Te desafio a que midamos nuestras fuerzas! —Está bien —dijo el Sol— ¿Ves a ese hombre caminando por la calle del Sauce? Se dirige a su trabajo. Apuesto a que no puedes despojarle del chaleco antes de que tome el tren de la mañana. El Viento soltó una carcajada y se revolcó de risa. — ¿Ese tipo tan enclenque? ¡Le dejaré en cueros! Entonces sopló y sopló con tal fuerza ... (ver texto completo)
quién es más fuerte?

El Viento siempre andaba jactándose: —Soy más fuerte que nadie. Puedo derribar árboles y sepultar montañas en la nieve. Puedo destrozar embarcaciones lanzándolas contra las rocas y llevarme los tejados de las casas. ¡Soy el más fuerte! El Sol pasó junto a él sonriendo para sí y meditando. — ¡Soy más fuerte que tú, estúpido! —se mofó el Viento.
Es evidente que todos los conocimientos, incluso el que el hombre tiene de sí mismo, y el poder que esos conocimientos le proporcionan, meramente aumentan su capacidad de hacer su voluntad, para bien o para mal.
Saber que el placer de ayudar es conveniente y necesario, nos debe obligar a ejercitarlo.
Antes para yo verte
daba paseos
ahora por no encontrarte
voy a rodeos.
Olvidando las pequeñas aspiraciones olvidamos las grandes iluminaciones, pues para ser muy grande algo, primero ha de haber sido evidentemente pequeño.
Si pensamos en la desgracia con convencimiento, indudablemente la estamos atrayendo hacia nosotros.
La muerte.

- Las noticias sobre mi muerte han sido en gran medida exageradas. Mark Twain
... Rosamary, ya me gstaría poderte mandar, no una torrija, sino tres kilos por lo menos; lo haría encantada.

También me gustaría enviarte- pero no tengo tu e-mail-, una foto de mis balcones floridos. Hay una jardinera con geranios rojos y una especie de lirios amarillos, que hacen un contraste decolores muy bonito.

Los kilos me los dejas para mí, así que deja de ser solidaria que luego cuestan mucho de sacarlos de encima ¡Te lo digo por experiencia!.

Me encanta que me digas mocetona, ¡es ... (ver texto completo)