Y extendió sobre la camita un pedazo grande de lino.
—Es muy bonito, abuelo. ¡Ojalá fuera ya de noche para poder acostarme!
—Pero antes tienes que comer algo. Debes estar hambrienta.
El viejo Anselmo bajó la escalera detrás de Heidi. Mientras él preparaba la cena para ambos, Heidi colocó dos cubiertos y dos cuencos de madera sobre la mesa.
—Es muy bonito, abuelo. ¡Ojalá fuera ya de noche para poder acostarme!
—Pero antes tienes que comer algo. Debes estar hambrienta.
El viejo Anselmo bajó la escalera detrás de Heidi. Mientras él preparaba la cena para ambos, Heidi colocó dos cubiertos y dos cuencos de madera sobre la mesa.