Cada vez que veo fotos como esta, sufro. Sufro porque veo a la Virgen como si la hubiesen decapitado, aunque sé que la intención de Rosalba no era obtener este resultado. ¡Dios me libre de pensar tal cosa! Pero como casi todo e esta vida la moneda tiene dos caras, y la otra, la buena, es ver a mi amiga Aurelia, disfrutando como abuela, con su nieta delante de La Virgen de la Cuesta.