Los esquemas del matemático, como los del pintor o el poeta
deben ser bellos; las ideas, como los colores
o las palbras, deben unirse de manera armoniosa.
La belleza es la primera prueba: no hay
lugar perdurable en el mundo para unas matemáticas feas. (G. H. Hardy)
deben ser bellos; las ideas, como los colores
o las palbras, deben unirse de manera armoniosa.
La belleza es la primera prueba: no hay
lugar perdurable en el mundo para unas matemáticas feas. (G. H. Hardy)