Mira, Rosa no de Palma, sino la de Palma. Partiendo de la premisa que tu padre por lo que fue, ha sido, y será en el recuerdo de los suyos (y yo lo fui, soy y lo seré siempre), por lo que hubo hecho, hizo, y en nuestra mente está, lo que seguiría haciendo; por lo que dijo, había dicho, y bien todos sabemos, lo que ahora diría, afirmo Rosina llana rotundamente: ¡un buen hombre!, en resumen, ¡un hombre bueno!, y todo quedaría dicho con esto y bien dicho; sin lugar a dudas.
Pero, como tu has empezando definiendo lo que fue…. el sacristán, el peluquero, el relojero, el pregonero etc... yo todavía puedo apuntar mas,... acordionista, guarda jurado, cazador, sacamuelas, aguacil, inventor, arreglador de lo que fuera: echar unas lañas al cántaro, coser unas botas (las de los pies y de las otras, embadurnadas de pez), o los arreos de cuero, es decir guardicionero, y a demás buen cocinero; y no digamos armero, no se le resistía escopeta alguna, y recargando cartuchos.... bueno, bueno: las pólvoras de entonces, negras como el carbón, él le ponía al cartucho en vez de tacos, la apretaba con bolas de papel de periódico, total cuando disparaba, todo un espectáculo de humareda y papelillos volando, matar la pieza, la mataba, ahora verla caer.... eso otra cosa.
Escucha, no me voy a extender mucho mas, pero voy a explicar uno de sus inventos: un reclamo para codornices. El aparatejo tenía que imitar el sonido de la codorniz llamando. Industrialmente consistiría en una perilla de goma, que impulsara el aire al golpearla sucesivamente con la palma de la mano, hacia un silbato o pequeña flauta de sonido ajustado al canto del ave. Pues bueno, de perilla de goma nada ¿cómo iba él hacerla?, a mi me sorprendió, todavía me acuerdo. De una badana de piel de una cartera vieja, cortó dos pedazos similar a un odre en pequeño de una gaita, los cosió les dio la vuelta y ya tenía hecha la perilla, sí, ¿pero como conseguir que se llenara de aire y luego soplara, al apretarla?. Muy fácil, ingenio de Pirris el inventor, cortó un buen vellón de pelos de la cola de una mula, hizo un pequeño ovillo mullido con ellos, y lo metió en el saquito de badana, que comunicó con un tubo de concha de una vieja estilográfica, al que le hizo unos agujeros a estilo de una flauta, y como lengüeta, asombroso, de un trozo de hueso de la pata de un conejo, que después guisaría con patatas con caldo (¡como recuerdo el aroma del guiso!), fue esculpiendo la lengüeta, que pondría en el tubo aflautado del reclamo; ¡y yo, todo esto lo ví hacer, pacientemente, con todo el amor!. Dios mío, hasta donde hemos llegado, y todo lo que hemos dejado por el camino. Son necesarios estos momentos de recuerdo, para reconocer lo que hemos perdido.
Lo que no puedo decir, es si el empeño de él y el médico, dio resultado, yo no fui a codornices, como si lo hice con mi padre a perdices, pero con perdigón como reclamo.
Pero hemos ganado la ensaladera, y en Argentina, y se me acumulan esta tarde las emociones.
Saludos cordiales,
Gabriel
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