Aquí en esta
muralla, al abrigo de los vientos del Norte y Solano, y al sol, nos poníamos a hacer -tomiza- nada más terminar la
escuela por la tarde. Liábamos un extremo en una
cruz que hacíamos con dos palotes y la íbamos dejando colgar muralla abajo, al final, algunas llegaban al
camino de la
Fuente Nueva, luego, cuando ya se ponía el sol, que hacía fresquito, la enrollábamos y nos marchábammos a
casa.
Monchín, un día, le quitó a su abuelo Brígido (+), (un abrazo para toda la
familia), dos manojos
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