Aquello acabó por asustarlos, y, de un salto, se metieron en la gaveta que había bajo el asiento de la
ventana. Allí encontraron tres o cuatro barajas —ninguna de ellas completa— y un pequeño
teatro de muñecos que ya estaba armado de la mejor forma posible. Se hallaban representando una comedia, y todas las reinas —de copas y oros, de espadas y bastos— ocupaban la primera fila y se abanicaban con sus tulipanes, mientras las sotas permanecían de pie tras ellas dejando ver bien claro que tenían dos
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