¡Ay la madre del Tano, pero qué valiente eres, Rosa! Una vez, me quisieron hacer una
foto con una parecida a esta; por más que los
amigos y Javier insistieron, yo no me dejé hacer la foto y menos rodearmela al cuello. Amos, amos, ni hablar del peluquín. Ya he dicho antes que soy una "cagalindes" Jajajaja