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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

carrizos y agua
Foto enviada por cuenka

Pasado un buen rato, se acercó un zorro al barril y comenzó a husmearlo. Saqué lentamente mi mano por el agujero de la tapa y, cuando me pareció el momento adecuado, atrapé al zorro por la cola. El zorro, como os podéis figurar, se asustó y echó a correr. Pero yo no lo soltaba. Así que tuvo que arrastrarme por medio bosque, hasta que el barril chocó con una gruesa cepa, se hizo pedazos y quedé libre, sin desprenderme un momento de la cola del zorro. No se me ocurrió cosa mejor que darle un golpe enérgico detrás de las orejas y llevarlo a casa.

Desde aquella ocasión me llaman Martín el Zorro. ... (ver texto completo)
Mandé al perro a que llevase a casa el botín y me interné en otro camino. De pronto, salió de una casa un perro furioso que intentó echárseme encima. ¡Qué susto! La escopeta no estaba cargada, balas no tenía, ya no me quedaban clavos ni liebres a mano. Me incliné, cogí la primera piedra que encontré y se la arrojé a la boca. Debéis saber, de todos modos, que aquella piedra era, por casualidad, un pedernal. Al dar contra los dientes del perro, soltó chispas y en un instante el animal quedó envuelto ... (ver texto completo)
Pero la cosa no terminó ahí. Un par de horas más tarde, me senté bajo un árbol, en la linde del bosque, a comer algo. De pronto vi salir de un campo una magnífica bandada de perdices. ¿Qué hacer? Balas no tenía, ya no me quedaban clavos, me llevé la mano a la espalda, en busca de alguna piedra. No encontré piedras, pero sentí algo de consistencia blanda. Sin mirar qué era, se lo tiré a las perdices y les di a seis de una vez. Pero junto a las perdices había también una liebre, inmóvil. Cuando me ... (ver texto completo)
Poco después, vi bajo un árbol a una liebre que me hacía muecas. Cogí la escopeta que llevaba al hombro, apunté, y me di cuenta de que no la había cargado. Peor aún, ni siquiera me quedaba un cartucho. Busqué en mis bolsillos: ni asomo de balas. Apenas un viejo clavo oxidado. Sin vacilar un instante, cargué la escopeta con ese clavo, apunté, disparé, y le di a la liebre con el clavo en una oreja. Ya tenía tres liebres.
MARTÍN EL ZORRO

¿Queréis saber por qué me llamo Martín el Zorro? Os lo contaré. Ante todo, tenéis que saber que me encanta salir de caza. Justamente salí hace muy poco tiempo y de repente, en medio del campo, vi a dos liebres corriendo y a mi perro que las perseguía. ¿Qué hacer? De pronto se me ocurrió una idea. Cogí mi cuchillo, lo clavé en el suelo por el lado del mango y esperé. Todo ocurrió tal como había imaginado. Cuando llegaron junto al cuchillo, una liebre escapó hacia un lado y la ... (ver texto completo)
¡Ésta de Serrat me encanta! Él fue uno de los primeros de La Nova Cançó a los que escuché cuando llegué a Barcelona.
LETRA DE LA CANCION MEDINA AZAHARA - OTOñO

Otoño lleva una canción
otoño sueños de un amor
sentimientos que se pierden cuando se acaba el calor, es algo que se duerme.

No se si alguien te ha dicho que el otoño es gris,
que cuando caen las hojas el amor se va.
En un rincón del parque alguien escribió
las palabras que soñabas siempre, pero nunca nadie contestó. ... (ver texto completo)
Córdoba en Otoño

Nombre del artista Los Nocheros

Las golondrinas dijeron adiós
Y se llevaron el tiempo estival
El duende inquieto del atardecer
Pinta las nubes de gris
Dueño el otoño del verde final
Hermosa Córdoba de abril. ... (ver texto completo)
OTRA MÁS DE OTOÑO.

Manuel Carrasco Otoño Octubre

Otoño, octubre sin sol,
hotel impaciente en mi habitación,
no esperes me digo, espera por Dios aligera el paso que nunca llego.

Me olvido te busco y un adiós me encuentro,
escuho tus pasos porque los invento, ... (ver texto completo)
PARA ESTE OTOÑO QUE HA COMENZADO

DULCE OTOÑO

Cuando las hojas van cayendo
echo un vistazo a cada página
y el nudo del recuerdo trae de todo menos lástima
acaríciame
siento cada pliegue de mi piel
mi vida en surcos ... (ver texto completo)
Cuando aparece la fuerza de la obstinación el orgullo se hace coronar por real decreto.