¡Venga chicas, que llegó la hora de la comida, así que cada mochuelo a su olivo! -Como decía el padre de Mari-, pero antes:
El corazón en la mano
desde chiquita llevó
no es raro, pues, que se prodigue
con entusiamo su amor.
El corazón en la mano
desde chiquita llevó
no es raro, pues, que se prodigue
con entusiamo su amor.
De fuerza inconmensurable
son un prodigio estas "niñas".
¡Ah, quién tuviera poder
para dejarlas rendidas!
son un prodigio estas "niñas".
¡Ah, quién tuviera poder
para dejarlas rendidas!