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Resulta que "el maño" se disfrazaba cada año de Caperucita Roja, y aquel año yo había pensado de hacerle compañía y disfrazarme de "abuelito de Caperucita"; ya teníamos los disfraces y todo preparado para el día 15 de agosto por la noche, y sólo faltaba que los dolores producidos en la pierna por el nervio ciático desapareciesen, pero...., pero.... ¡Ni por ésas desaparecían!...
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Cuando estábamos dándole vueltas al coco, viendo cómo solucionávamos el problema, alguien, no recuerdo quién, nos dijo: " ¿Por qué no vais a ver si ha venido Alejandro que es fisioterapéuta a ver si puede hacer algo?"
Bueno, pues así se hizo, y... sí, señor. Allí estaba Alejandro, que cuando le explicamos lo que ocurría, se puso manos a la obra, y como ya he dicho... ¡MANO DE
SANTO!
Fijaos si fue manos de santo, que aquella
noche, en el descanso del
baile de las 12, aprovechamos para ir a
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