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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

olla alconchelera
Foto enviada por Milagros

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Pasado el tiempo, marchó a París para perfeccionar sus estudios de cocinero, y no fue hasta que los terminó y consiguió empleo en restaurantes de mucha fama, que sus padres no se dieron cuenta de la seriedad de su intención.
Le animaron, como la mayoría de los padres hubiesen hecho, a realizar sus sueños, llegando a ser sus mayores admiradores...
Como vivían en diferentes ciudades hablaban una vez por lo menos al día por teléfono, y aquel chaval, que ahora era todo un hombre, y un excelente ... (ver texto completo)
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Pasados los años, la abuela seguía dándole a la comida la importancia que se le ha de dar en un hogar, y aunque todos los de la casa estaban siempre muy ocupados, ella todavía creía que la familia, como así debe ser, se ha de reunir para comer en torno a la mesa, sin condiciones ni pretextos, y no nos ha de importar si el menú es langosta o lasaña. En buena compañía todo está bueno, porque cualquier cosa hecha con amor resulta una comida expléndida.
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Continua el cuento diciendo que, una tarde los padres del chico convidaron a unos vecinos a degustar unos somarros de magro asados. El chico, al que le gustaba tanto la música como la cocina, se acercó a su madre y le anunció que tenía dos noticias, una buena y otra mala: la buena es que había decidido dedicarse a la cocina, y la mala que debía renunciar a una beca que había obtenido para estudiar música.
La madre, como casi cualquier madre en estos casos, o parecidos, se puso a llorar, pues ... (ver texto completo)
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Pasado el tiempo, marchó a París para perfeccionar sus estudios de cocinero, y no fue hasta que los terminó y consiguió empleo en restaurantes de mucha fama, que sus padres no se dieron cuenta de la seriedad de su intención.
Le animaron, como la mayoría de los padres hubiesen hecho, a realizar sus sueños, llegando a ser sus mayores admiradores...
Como vivían en diferentes ciudades hablaban una vez por lo menos al día por teléfono, y aquel chaval, que ahora era todo un hombre, y un excelente ... (ver texto completo)
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Además de trabajar en la fábrica, su madre se pasaba la vida haciendo comidas a fin de recaudar fondos en beneficio de una orquesta que había formado el chaval junto a unos amigos, con la que iban alegrando a los mozos y mozas de los pueblos colindantes, así que ya sabemos de dónde le venían al chico aquellas ansias de aprender a cocinar, y por qué, una vez llegada su adolescencia hubo un momento que comprendió que debía elegir entre el camino de la cocina, o el de la música, porque no había ... (ver texto completo)
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Continua el cuento diciendo que, una tarde los padres del chico convidaron a unos vecinos a degustar unos somarros de magro asados. El chico, al que le gustaba tanto la música como la cocina, se acercó a su madre y le anunció que tenía dos noticias, una buena y otra mala: la buena es que había decidido dedicarse a la cocina, y la mala que debía renunciar a una beca que había obtenido para estudiar música.
La madre, como casi cualquier madre en estos casos, o parecidos, se puso a llorar, pues ... (ver texto completo)
Hoye hermosa que nos dejas a medias, termina la sopa de verduras
Bueno mujeres, tampoco tengáis tanta prisa que las cosas se harán a su debido tiempo... ¿O queréis que con tanta sopa de verdura os de una descomposición? ¡No, verdad! Pues hale, a esperar a mañana, que será otro día y verá el ciego los espárragos. Además que, a mi edad, ya no puedo forzar mucho a mi "celebro" inventando cuentos, que luego me pasa lo que a Don Quixote, nuestro paisano, que esas cosas, de quedarte un poco lelo, por nuestra tierra suele ser "mú común". Jajajajajajajajajaj. Besetes para tí y para tu hijo. ... (ver texto completo)
LA SOPA DE VERDURAS. CUENTO.

Ocurrió una vez, en un pueblo cercano al nuestro, que vivía un chico de unos siete u ocho años un poquito "cocinilla"
Llevaba mucho tiempo acosando a su madre, para que ésta le dijera cómo se preparaba una sopa de verduras, así que llegó un día en que recibió por parte de ella la primera lección.
Lo primero que le enseñó fue a lavar las verduras, colocándolas en un lebrillo que antes había llenado con el agua que había acarreado unas horas antes de una fuente cercana ... (ver texto completo)
Hoye hermosa que nos dejas a medias, termina la sopa de verduras
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Aunque el chico no lo comprendía entonces, su madre le estaba inculcando valores, pero cuando pasaron unos años y viéndolo en retrospectiva, apreció más su manera de hacerlo, como madre y como amiga.
Pasados los años, se dio cuenta que sólo se había enfadado con su madre una vez, y fue porque el chico tenía dotes para la música, para los instrumentos de percusión para ser más exactos, y ella le daba muchos ánimos.
Su madre era de un pueblo cercano al de su padre y era costurera y no se llamaba ... (ver texto completo)
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Además de trabajar en la fábrica, su madre se pasaba la vida haciendo comidas a fin de recaudar fondos en beneficio de una orquesta que había formado el chaval junto a unos amigos, con la que iban alegrando a los mozos y mozas de los pueblos colindantes, así que ya sabemos de dónde le venían al chico aquellas ansias de aprender a cocinar, y por qué, una vez llegada su adolescencia hubo un momento que comprendió que debía elegir entre el camino de la cocina, o el de la música, porque no había ... (ver texto completo)
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La cosa no quedó ahí Rosa, y pasados unos días volvieron, hijo y madre, a hacer de nuevo la sopa con un buen resultado, pues la sopa sabía mucho mejor. La volvieron a repetir muchas veces y en cada ocasión resultaba aún mejor, hasta que su madre le dijo que ya estaba listo para hacer una sopa de verduras.
Desde aquel momento el muchacho sintió una fuerte curiosidad por todo lo relacionado con la comida, y pocos años después se le ocurrió plantar un huerto, así que su madre le dio una "parcelita" ... (ver texto completo)
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Aunque el chico no lo comprendía entonces, su madre le estaba inculcando valores, pero cuando pasaron unos años y viéndolo en retrospectiva, apreció más su manera de hacerlo, como madre y como amiga.
Pasados los años, se dio cuenta que sólo se había enfadado con su madre una vez, y fue porque el chico tenía dotes para la música, para los instrumentos de percusión para ser más exactos, y ella le daba muchos ánimos.
Su madre era de un pueblo cercano al de su padre y era costurera y no se llamaba ... (ver texto completo)
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La sopa decepcionó al aprendiz de cocinero, como nos decepcionó a los demás la primera vez que nos pusimos ante la chimenea para freír un huevo, que como le habrá pasado a más de uno, no había forma, después de pegarse al cucharón, de desprenderlo de él.
El chico estaba seguro que su madre habría podido arreglar "aquel desaguisado" añadiendo a la olla una "pisquilla" de sal, pero, pensó que, esa no fue su intención sino que lo dejó así para que él aprendiera de sus propios errores y experiencias, ... (ver texto completo)
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La cosa no quedó ahí Rosa, y pasados unos días volvieron, hijo y madre, a hacer de nuevo la sopa con un buen resultado, pues la sopa sabía mucho mejor. La volvieron a repetir muchas veces y en cada ocasión resultaba aún mejor, hasta que su madre le dijo que ya estaba listo para hacer una sopa de verduras.
Desde aquel momento el muchacho sintió una fuerte curiosidad por todo lo relacionado con la comida, y pocos años después se le ocurrió plantar un huerto, así que su madre le dio una "parcelita" ... (ver texto completo)
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Sin dilación, y para que no se le olvidase por lo poco que abultaba, añadió a lo anterior dos cucharaditas de ajo picado finamente dejándolo freír todo dos minutos más.
Vio que su madre le había acercado a la lumbre una cacerola con caldo de pollo, así que, y siguiendo con el cuarto punto, añadió a la olla dos litros del caldo, dos tazas de agua, un poco de pimienta negra molida, una hoja de laurel, y dejó que rompiese a hervir durante 35 minutos.
En el sexto punto es cuando añadió una taza ... (ver texto completo)
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La sopa decepcionó al aprendiz de cocinero, como nos decepcionó a los demás la primera vez que nos pusimos ante la chimenea para freír un huevo, que como le habrá pasado a más de uno, no había forma, después de pegarse al cucharón, de desprenderlo de él.
El chico estaba seguro que su madre habría podido arreglar "aquel desaguisado" añadiendo a la olla una "pisquilla" de sal, pero, pensó que, esa no fue su intención sino que lo dejó así para que él aprendiera de sus propios errores y experiencias, ... (ver texto completo)
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Primero calentó dos cucharadas de aceite vegetal en una olla de grande como la de la foto a fuego medio, que quiere decir que los tarugos de la leña de la chimenea no debían ser muy gordos.
Lo segundo que hizo fue añadir dos tazas de cebolla picada, una taza y media de apio picado, una taza y media de zanahorias en rodajas, y dos cucharaditas de salsa de soja o algo parecido. Una vez todo esto en la olla, el chico lo frió como su madre le iba diciendo, removiéndolo constantemente, hasta que ... (ver texto completo)
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Sin dilación, y para que no se le olvidase por lo poco que abultaba, añadió a lo anterior dos cucharaditas de ajo picado finamente dejándolo freír todo dos minutos más.
Vio que su madre le había acercado a la lumbre una cacerola con caldo de pollo, así que, y siguiendo con el cuarto punto, añadió a la olla dos litros del caldo, dos tazas de agua, un poco de pimienta negra molida, una hoja de laurel, y dejó que rompiese a hervir durante 35 minutos.
En el sexto punto es cuando añadió una taza ... (ver texto completo)
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Muy bien Rosa, pues si quieres ver el final del cuento presta atención y escucha:
La madre del chico, una mujer pacienciana y cachazuda, le preparó los ingredientes que necesitaba para la sopa. El zagal la llenó de agua y la puso entre las brasas, asomándose de cuando en cuando a la olla para ver si el agua había roto a hervir. Una vez comenzado este proceso, el muchacho con sumo cuidado siguió los puntos que pongo a continuación:
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Primero calentó dos cucharadas de aceite vegetal en una olla de grande como la de la foto a fuego medio, que quiere decir que los tarugos de la leña de la chimenea no debían ser muy gordos.
Lo segundo que hizo fue añadir dos tazas de cebolla picada, una taza y media de apio picado, una taza y media de zanahorias en rodajas, y dos cucharaditas de salsa de soja o algo parecido. Una vez todo esto en la olla, el chico lo frió como su madre le iba diciendo, removiéndolo constantemente, hasta que ... (ver texto completo)
Yó tanmbién quiero ver el final del cuento de la sopa de verduras, jejjje.

saludos. rs
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Muy bien Rosa, pues si quieres ver el final del cuento presta atención y escucha:
La madre del chico, una mujer pacienciana y cachazuda, le preparó los ingredientes que necesitaba para la sopa. El zagal la llenó de agua y la puso entre las brasas, asomándose de cuando en cuando a la olla para ver si el agua había roto a hervir. Una vez comenzado este proceso, el muchacho con sumo cuidado siguió los puntos que pongo a continuación:
LA SOPA DE VERDURAS. CUENTO.

Ocurrió una vez, en un pueblo cercano al nuestro, que vivía un chico de unos siete u ocho años un poquito "cocinilla"
Llevaba mucho tiempo acosando a su madre, para que ésta le dijera cómo se preparaba una sopa de verduras, así que llegó un día en que recibió por parte de ella la primera lección.
Lo primero que le enseñó fue a lavar las verduras, colocándolas en un lebrillo que antes había llenado con el agua que había acarreado unas horas antes de una fuente cercana ... (ver texto completo)
Yó tanmbién quiero ver el final del cuento de la sopa de verduras, jejjje.

saludos. rs
LA SOPA DE VERDURAS. CUENTO.

Ocurrió una vez, en un pueblo cercano al nuestro, que vivía un chico de unos siete u ocho años un poquito "cocinilla"
Llevaba mucho tiempo acosando a su madre, para que ésta le dijera cómo se preparaba una sopa de verduras, así que llegó un día en que recibió por parte de ella la primera lección.
Lo primero que le enseñó fue a lavar las verduras, colocándolas en un lebrillo que antes había llenado con el agua que había acarreado unas horas antes de una fuente cercana ... (ver texto completo)
Los días se sucedían con la monotonía propia de la vida del pueblo. El atender a las comodidades y a las preocupaciones propias de la administración de la casa no constituían, en la mayoría de los casos, una nutrición para el alma.