El Niño Jesús pensó un momento. Luego tocó el árbol con su dedo y he aquí que todas las telarañas empezaron a resplandecer como si fueran de oro. ¡Brillaban y rebrillaban entre las ramas; y los largos hilos dorados lo cubrían todo! ¡Qué maravilloso era!
Desde entonces siempre se colocan hilos dorados en el árbol de Navidad.
Desde entonces siempre se colocan hilos dorados en el árbol de Navidad.