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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

original
Foto enviada por CASTILLEJA

El Genio, encontrándose obligado a dar una respuesta afirmativa a este conjuro, tembló. Luego, respondió al pescador:
—Pregunta lo que quieras, pero hazlo pronto.
—Deseo saber —consultó el pescador—, si efectivamente estabas en este jarrón. ¿Te atreves a jurarlo por el gran nombre de Dios?
—Sí —replicó el Genio—, me atrevo a jurar, por ese gran nombre, que así era.
—De buena e —contestó el pescador— no te puedo creer. El jarrón no es capaz de contener ninguno de tus miembros. ¿Cómo es posible que todo tu cuerpo pudiera yacer en él?
— ¿Es posible —replicó el Genio— que tú no me creas después del solemne juramento que acabo de hacer?
—En verdad, no puedo creerte —dijo el pescador—. Ni podré creerte, a menos que tú entres en el jarrón otra vez. ... (ver texto completo)
El pescador estaba extremadamente afligido, no tanto por sí mismo, como a causa de sus tres hijos, y la forma de mi muerte, te conjuro, por el gran nombre que estaba grabado sobre el sello del profeta Salomón, hijo de David, a contestarme verazmente la pregunta que voy a hacerte.
—Por lo tanto —concluyó el Genio—, dado que tú me has liberado hoy, te ofrezco esa elección.
“Durante los primeros cien años de mi prisión, prometí que si alguien me liberaba antes de ese período, lo haría rico. Durante el segundo, hice juramento de que otorgaría todos los tesoros de la tierra a quien pudiera liberarme. Durante el tercero, prometí hacer de mi libertador un poderoso monarca, estar siempre espiritualmente a su lado y concederle cada día tres peticiones, cualquiera que fuese su naturaleza. Por último, irritado por encontrarme bajo tan largo cautiverio, juré que, si alguien ... (ver texto completo)
“Y a fin de que yo no rompiera mi prisión, él mismo estampó sobre esta etapa de plomo su sello, con el gran nombre de Dios sobre él. Luego dio el jarrón a otro Genio, con instrucciones de arrojarme al mar.
“Soy uno de esos espíritus rebeldes que se opusieron a la voluntad de los cielos. Salomón, hijo de David, me ordenó reconocer su poder y someterme a sus órdenes. Rehusé hacerlo y le dije que más bien me expondría a su enojo que jurar la lealtad por él exigida. Para castigarme, me encerró en este jarrón de cobre.
Mas, ¿en qué te he ofendido? —preguntó el pescador—.
¿Esa es tu recompensa por el servicio que te he hecho? —No puedo tratarte de otro modo —dijo el Genio—. Y si quieres saber la razón de ello, escucha mi historia:
A la vista de tal monstruo, el pescador hubiera querido escapar volando, pero se asustó tanto que no pudo moverse.

El Genio lo observó con mirada fiera y, con voz terrible, exclamó:
—Prepárate a morir, pues con seguridad te mataré.
— ¡Ay! —respondió el pescador—, ¿por qué razón me matarías?
Acabo de ponerte en libertad, ¿tan pronto has olvidado mi bondad?
—Sí, lo recuerdo —dijo el Genio—, pero eso no salvará tu vida. Sólo un favor puedo concederte.
— ¿Y cuál es? —preguntó el pescador.
—Es —contestó el Genio— darte a elegir la manera como te gustaría que te matase. ... (ver texto completo)
Examinó el jarrón por todos lados y lo sacudió, para ver si su contenido hacía algún ruido, pero nada oyó. Esto y el sello grabado sobre la cubierta de cobre le hicieron pensar que encerraba algo precioso. Para satisfacer su curiosidad, tomó su cuchillo y abrió la tapa. Puso el jarrón boca abajo, pero, con gran sorpresa suya, nada salió de su interior. Lo colocó junto a sí y mientras se sentó a mirarlo atentamente, empezó a surgir un humo muy espeso, que lo obligó a retirarse dos o tres pasos. El humo ascendió hacia las nubes y, extendiéndose sobre el mar y la playa, formó una gran niebla, con extremado asombro del pescador. Cuando el humo salió enteramente del jarrón, se reconcentró y se transformó en una masa sólida: y ésta se convirtió en un Genio dos veces más alto que el mayor de los gigantes. ... (ver texto completo)
—Lo venderé al fundidor —dijo—, y con el dinero compraré un almud de trigo.
En cuanto la luz del día empezó a clarear dijo sus oraciones, como buen musulmán; y se encomendó a sí mismo y sus necesidades al Creador. Hecho esto, lanzó sus redes al agua por cuarta vez y, como antes, las sacó con gran dificultad. Pero, en vez de peces, no encontró otra cosa que un jarrón de cobre dorado, con un sello de plomo por cubierta. Este golpe de fortuna regocijó al pescador.
El genio y el pescador

Había una vez un pescador de bastante edad y tan pobre que apenas ganaba lo necesario para alimentarse con su esposa y sus tres hijos. Todas las mañanas, muy temprano, se iba a pescar y tenía por costumbre echar sus redes no más de cuatro veces al día. Un día, antes de que la luna desapareciera totalmente, se dirigió a la playa y, por tres veces, arrojó sus redes al agua. Cada vez sacó un bulto pesado. Su desagrado y desesperación fueron grandes: la primera vez sacó un asno; ... (ver texto completo)
Buenas tardes MILAGROS... ¡Ésta sí es MILAGROS de ALCONCHEL, sí señor!, je, je, je. Caramba lo bien aprobechadito que está el balcon, el balcón y los zapatitos del año pasado... que no se puede tirar nada con la que está cayendo.
Un abrazo y saludos a todoos/as.
Buenos días CHARO.
Como tú dices, no se puede tirar nada, no se sabe nunca si alguien tiene necesidad de lo que tú vayas a tirar, recuerda aquella poesía que aprendimos de pequeñas, que es posible nos la enseñaran porque corrían unos tiempos para muchas personas, parecidos a los de estos días. Es aquella que dice:

Cuentan de un sabio, que un día, tan triste y mísero estaba que sólo se sustentaba con las hierbas que cogía. ¿Habrá otro, -entre sí decía- más triste y mísero que yo...? Y cuando el rostro volvió, vio la respuesta, viendo, que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó.

No sé por qué, pero esta poesía fue una de las que me quedaron más grabadas en la mente en mis años escolares, así como la que comienza así: No me mueve mi Dios para querete el cielo que me tienes prometido,...

Bueno te dejo entre bambas, zapatillas, botas y flores, que si no te voy a recitar la Biblia en verso, cosa que alguin intentó hacer hace años, y no lo consiguió. Jajajajaaaa
Un beso CHARO. ... (ver texto completo)
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Para clima atlanticopirenaico soleado, los arbolillos o arbustos más adecuados son el boj y la camelia, mientras que las plantas perennes pueden ser rosales de diferentes tipos...
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En caso de clima atlanticopirenaico sombrío elegiremos el boj acebo y diversas variedades de rododendros; y como plantas de tamaño mediano, clivias o fucsias"
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Las plantas de tamaño mediano pueden ser el acanto y las esparragueras de jardín...
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Para clima atlanticopirenaico soleado, los arbolillos o arbustos más adecuados son el boj y la camelia, mientras que las plantas perennes pueden ser rosales de diferentes tipos...