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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Los caños de la fuente
Foto enviada por cuenka

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Mientras pasaba dulcemente una esponja por el ceniciento rostro, Pascualina se fue preparando para afrontar una vida totalmente distinta, inédita, cuya ignominia sería completa, de eso estaba segura.
También tuvo la certeza de que tan pronto como desapareciera Pío, el Sacro Colegio Cardenalicio, institución rectora de la Iglesia, se abstendría de reverenciarla. Desde lejanas fechas los cardenales habían tenido celos de su formidable poder y de su posición privilegiada cerca del Papa, habiéndose ... (ver texto completo)
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Una vez desaparecido Pío XII, esos hombres santos, según se los calificaba -y especialmente uno-, tal vez pretendieran desquitarse con algún tipo de venganza. Desde hacía años fermentaba un antagonismo latente entre Pascualina y Eugene Tisserant, el barbudo decano del Sacro Colegio Cardenalicio...
LA PAPISA.

"... Llamada a la realidad por los decrecientes signos vitales del Papa, Pascualina atravesó rauda la habitación, telefoneó a su médico y luego cerró la puerta del estudio. Quiso excluir al mundo exterior hasta que llegase el doctor. Ahora, cuando ya parecía perdida toda esperanza, necesitó pasar un rato postrero con el Papa...
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Mientras pasaba dulcemente una esponja por el ceniciento rostro, Pascualina se fue preparando para afrontar una vida totalmente distinta, inédita, cuya ignominia sería completa, de eso estaba segura.
También tuvo la certeza de que tan pronto como desapareciera Pío, el Sacro Colegio Cardenalicio, institución rectora de la Iglesia, se abstendría de reverenciarla. Desde lejanas fechas los cardenales habían tenido celos de su formidable poder y de su posición privilegiada cerca del Papa, habiéndose ... (ver texto completo)
LA PAPISA.

"... Llamada a la realidad por los decrecientes signos vitales del Papa, Pascualina atravesó rauda la habitación, telefoneó a su médico y luego cerró la puerta del estudio. Quiso excluir al mundo exterior hasta que llegase el doctor. Ahora, cuando ya parecía perdida toda esperanza, necesitó pasar un rato postrero con el Papa...
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Su chovinismo masculino se manifestaba con frecuencia en las manías nimias pero irritantes que suelen caracterizar a los hombres de su naturaleza y alcurnia. Pascualina había detestado su propensión a esperar que las mujeres se mostraran reverenciosas, fregaran e hicieran todas las faenas caseras. Pío tenía sirvientes para esos menesteres -según le recordaba ella-, y no obstante, seguía esperando todo de Pascualina, incluso a su edad avanzada. Daba por descontadas las exquisitas atenciones para ... (ver texto completo)
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Sin embargo, continuaba apoyándole impávida, mayormente por consideración a su otra faceta, la del hombre anticuado. Pío había creído siempre con todo su corazón que se debería mantener a las mujeres en una esfera protectora, que los hombres deberían mimarlas, reverenciarlas e incluso favorecerlas. Sin embargo, Pascualina sabía que él la estimaba, y mucho por cierto. Pío podía ser muy afectuoso y simpático; también comprensivo para sus muchas deficiencias, no menos fastidiosas. Además, la había defendido siempre -abogando por ella-, incluso dentro del Vaticano y frente a su Sacro Colegio Cardenalicio... ... (ver texto completo)
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Para Pascualina y muchos millones más que lo veían cual un humano muy próximo a Dios, Pío era lo que debería ser y parecer un Papa. Sus facciones enjutas parecían estar siempre tensas, concentradas, irradiando una profunda espiritualidad. Ella le conocía íntimamente y había aprendido a soportar sus numerosas deficiencias y excentricidades, algunas muy fastidiosas. A veces le encontraba sobremanera humilde; otras, Pío era un monarca absolutista sobre todas las personas y cosas, incluída la Iglesia ... (ver texto completo)
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Su chovinismo masculino se manifestaba con frecuencia en las manías nimias pero irritantes que suelen caracterizar a los hombres de su naturaleza y alcurnia. Pascualina había detestado su propensión a esperar que las mujeres se mostraran reverenciosas, fregaran e hicieran todas las faenas caseras. Pío tenía sirvientes para esos menesteres -según le recordaba ella-, y no obstante, seguía esperando todo de Pascualina, incluso a su edad avanzada. Daba por descontadas las exquisitas atenciones para ... (ver texto completo)
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Ahora bien, dentro del Vaticano se la llamaba irreverentemente "la Papisa", una mujer temida y aborrecida a un tiempo por la jerarquía eclesiástica. Aunque su nombre y su presencia permanecían siempre anónimos, lo maravilloso de Pascualina era que ejercía a menudo tanta influencia sobre el Papa como cualquier otra persona del Vaticano, o incluso más. Y la mayor maravilla era que ella no olvidaba nunca dónde estaba su lugar y procuraba ocupar siempre un segundo plano respecto a Pacelli...
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Para Pascualina y muchos millones más que lo veían cual un humano muy próximo a Dios, Pío era lo que debería ser y parecer un Papa. Sus facciones enjutas parecían estar siempre tensas, concentradas, irradiando una profunda espiritualidad. Ella le conocía íntimamente y había aprendido a soportar sus numerosas deficiencias y excentricidades, algunas muy fastidiosas. A veces le encontraba sobremanera humilde; otras, Pío era un monarca absolutista sobre todas las personas y cosas, incluída la Iglesia ... (ver texto completo)
LA PAPISA.

" Las relaciones largas y celosamente encubiertas de Pascualina con el Papa Pío XII la habían obligado a hacer una vida secreta y misteriosa. Incluso después de que ella se instalara en la residencia pontificia del palacio papal para compartirla durante casi veinte años, pocas personas fuera del Papado conocían siquiera la existencia de Pascualina...
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Ahora bien, dentro del Vaticano se la llamaba irreverentemente "la Papisa", una mujer temida y aborrecida a un tiempo por la jerarquía eclesiástica. Aunque su nombre y su presencia permanecían siempre anónimos, lo maravilloso de Pascualina era que ejercía a menudo tanta influencia sobre el Papa como cualquier otra persona del Vaticano, o incluso más. Y la mayor maravilla era que ella no olvidaba nunca dónde estaba su lugar y procuraba ocupar siempre un segundo plano respecto a Pacelli...
LA PAPISA.

" Las relaciones largas y celosamente encubiertas de Pascualina con el Papa Pío XII la habían obligado a hacer una vida secreta y misteriosa. Incluso después de que ella se instalara en la residencia pontificia del palacio papal para compartirla durante casi veinte años, pocas personas fuera del Papado conocían siquiera la existencia de Pascualina...
Un señor viaja en su coche, con una ´tajada´ impresionante, y lo paran en un control de alcoholemia:
- ¿Ha bebido usted?
-Pues si, guardia. Esta... mañana se casaba mi sobrina, y como a mí no me gustan las misas, me fui al bar y me he bebido unas cuantas cervezas. Luego, en el banquete, me he zampado tres botellas de rioja; y por la noche en la celebración me he clavado dos botellas de Johnny Walker etiqueta negra.
- ¿Y usted sabe que yo soy policía y que esto es un control de alcoholemia?
- ... (ver texto completo)
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Intuyó, llena de aprensión, que el final del Papa estaba próximo. Aunque supiera que el Papa no temía a la muerte, comprendió también que él no podría soportar el verla allí, contemplando cómo moría.
Durante una hora más o menos, Pascualina estuvo rezando mientras escuchaba el ruido de su pequeña máquina de escribir cuyo tecleo mantenía el ritmo habitual. De pronto, hacia las ocho y media, se hizo el silencio.
Temiéndose lo peor, la monja acudió a toda prisa y le encontró derrumbado sobre ... (ver texto completo)
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- ¡Santidad! -llamó desconsolada a quien tanto amara y respetara durante sus cuarenta y un años de convivencia. Sus labios suaves rozaron la frente extremadamente blanca del gran aristócrata. Se sintió como si su corazón tañera por el trágico momento, y con ello, por el vaciamiento súbito de su propia vida"
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Cuando musitaba esas palabras pareció acometerle un ligero vértigo.
Profundamente alarmada, la monja corrió a su lado, pero Pío se levantó de repente, aunque con gran esfuerzo. Luego consiguió sonreír y se inclinó para besar afectuosamente en la mejilla a la menuda religiosa. Pascualina tembló de pavor mientras él daba media vuelta y se encaminaba hacia su estudio. Lo estuvo mirando hasta que desapareció tras la puerta...
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Intuyó, llena de aprensión, que el final del Papa estaba próximo. Aunque supiera que el Papa no temía a la muerte, comprendió también que él no podría soportar el verla allí, contemplando cómo moría.
Durante una hora más o menos, Pascualina estuvo rezando mientras escuchaba el ruido de su pequeña máquina de escribir cuyo tecleo mantenía el ritmo habitual. De pronto, hacia las ocho y media, se hizo el silencio.
Temiéndose lo peor, la monja acudió a toda prisa y le encontró derrumbado sobre ... (ver texto completo)
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Transcurridos algunos minutos de Bach, el Papa cayó repentinamente en oración silenciosa y honda meditación.
Tras una larga pausa, el Pontífice habló.
-Madre Pascualina, tengo enormes deseos de atarearme otra vez. ¡Queda tanto por hacer!...
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Cuando musitaba esas palabras pareció acometerle un ligero vértigo.
Profundamente alarmada, la monja corrió a su lado, pero Pío se levantó de repente, aunque con gran esfuerzo. Luego consiguió sonreír y se inclinó para besar afectuosamente en la mejilla a la menuda religiosa. Pascualina tembló de pavor mientras él daba media vuelta y se encaminaba hacia su estudio. Lo estuvo mirando hasta que desapareció tras la puerta...
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-Santidad- preguntó con suma naturalidad-, ¿quiere que haga trasladar el gramófono desde su estudio al comedor?
- ¡Excelente idea!-respondió el Papa-. Disfrutaremos con algo de Bach y "La Primera Sinfonía" de Beeethoven mientras desayunamos juntos.
En espera del gramófono y sus discos favoritos, Pascualina sospechó que él le estaba ocultando su verdadero estado de salud para adormecerla con falsas esperanzas. Preparó un desayuno sencillo compuesto por café, fruta y suizos. El ritual diario ... (ver texto completo)
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Transcurridos algunos minutos de Bach, el Papa cayó repentinamente en oración silenciosa y honda meditación.
Tras una larga pausa, el Pontífice habló.
-Madre Pascualina, tengo enormes deseos de atarearme otra vez. ¡Queda tanto por hacer!...
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"El 6 de octubre, por la mañana, Pío pareció rehacerse. Después de oficiar una misa temprana en la capilla de la residencia, el Papa mostró un buen humor sorprendente para alguien de salud tan precaria, según se lo pareció a Pascualina.
-Madre Pascualina- dijo con jovialidad desusada en la voz-, escuchemos un poco de música para realzar este hermoso día.

Sus animosas palabras la dejaron estupefacta, porque apenas dos días antes él había recibido la Extremaunción, el Santo Sacramento reservado ... (ver texto completo)
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-Santidad- preguntó con suma naturalidad-, ¿quiere que haga trasladar el gramófono desde su estudio al comedor?
- ¡Excelente idea!-respondió el Papa-. Disfrutaremos con algo de Bach y "La Primera Sinfonía" de Beeethoven mientras desayunamos juntos.
En espera del gramófono y sus discos favoritos, Pascualina sospechó que él le estaba ocultando su verdadero estado de salud para adormecerla con falsas esperanzas. Preparó un desayuno sencillo compuesto por café, fruta y suizos. El ritual diario ... (ver texto completo)
PASCUALINA.

...."Cuando aquel verano declinaba, Pío cayó enfermo. Sufrió un ataque muy grave de hipo, semejante al que casi acabó con su vida el año 1954. Pascualina, aunque hubiera estado esperando lo peor desde hacía algún tiempo, se sobresaltó un poco. Esta vez se alarmó como nunca e insistió en que él se fuera inmediatamente a la cama. El médico recomendó al Papa mucho descanso y aislamiento absoluto. Pero haciendo caso omiso de la enérgica recomendación y pese a su incapacidad para hablar, ... (ver texto completo)
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"El 6 de octubre, por la mañana, Pío pareció rehacerse. Después de oficiar una misa temprana en la capilla de la residencia, el Papa mostró un buen humor sorprendente para alguien de salud tan precaria, según se lo pareció a Pascualina.
-Madre Pascualina- dijo con jovialidad desusada en la voz-, escuchemos un poco de música para realzar este hermoso día.

Sus animosas palabras la dejaron estupefacta, porque apenas dos días antes él había recibido la Extremaunción, el Santo Sacramento reservado ... (ver texto completo)