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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Los collies pequeños
Foto enviada por cuenka

– ¡Tranquilízate, mi lindo corzo; nunca te abandonaré!
La hermanita se echó a llorar a la vista de su embrujado hermanito, y, por su parte, también el corzo lloraba, echado tristemente junto a la niña. Al fin dijo ésta:
Pero el hermanito se había arrodillado ya junto a la fuente y empezaba a beber. Y he aquí que en cuanto las primeras gotas tocaron sus labios, quedó convertido en un pequeño corzo.
– ¡Hermanito, te lo ruego, no bebas, pues si lo haces te convertirás en corzo y huirás de mi lado!
Cuando llegaron a la tercera fuentecilla, la hermanita oyó que, rumoreando, decía: «Quien beba de mí se convertirá en corzo; quien beba de mí se convertirá en corzo». Y exclamó nuevamente la niña:
– Aguardaré hasta la próxima fuente; pero de ella beberé, digas tú lo que digas, pues tengo una sed irresistible.
El niño renunció a beber, diciendo:
– ¡No bebas, hermanito, te lo ruego; si lo haces te convertirás en lobo y me devorarás!
Y exclamó la hermanita:
Cuando llegaron a la segunda, oyó también la hermanita que murmuraba: «Quien beba de mí se transformará en lobo, quien beba de mí se transformará en lobo».
– Esperaré a la próxima fuente
El hermanito se aguantó la sed y no bebió, diciendo:
– ¡No bebas, hermanito, te lo ruego; si lo haces te convertirás en tigre y me despedazarás!
Y levantándose y cogiendo a la niña de la mano, salieron en busca de la fuente. Pero la malvada madrastra era bruja, y no le había pasado por alto la escapada de los niños. Deslizándose solapadamente detrás de ellos, como sólo una hechicera sabe hacerlo, había embrujado todas las fuentes del bosque. Al llegar ellos al borde de una, cuyas aguas saltaban escurridizas entre las piedras, el hermanito se aprestó a beber. Pero la hermanita oyó una voz queda que rumoreaba: «Quién beba de mí se convertirá ... (ver texto completo)
– Hermanita, tengo sed; si supiera de una fuentecilla iría a beber. Me parece que oigo el murmullo de una.