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En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco.
-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete.
-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa.
Hace semanas que el cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la camarera.
De vuelta a
Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió cuatro raciones de albóndigas: dos para
comer en el momento, otras dos para un tupper.. O
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