El impacto de COVID-19 en los supervivientes de la violencia sexual en los conflictos
La pandemia de COVID-19 afecta drásticamente la vida de las víctimas y supervivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos, así como todos los aspectos del trabajo realizado por las oficinas de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos y la de la Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados, y las Naciones Unidas en su conjunto.
La violencia sexual relacionada con los conflictos es un tipo de crimen que, lamentablemente, se denuncia poco, y la pandemia lo pone aún más en la sombra. El COVID-19 obstaculiza la posibilidad de que las víctimas denuncien la violencia sexual y exacerba aún más las barreras estructurales, institucionales y socioculturales existentes para denunciar tales delitos. El 23 de marzo, el Secretario General hizo un llamamiento mundial a un alto el fuego por el COVID-19 porque este "traería esperanza a los lugares más vulnerables a COVID-19".
Combatir la impunidad por la violencia sexual es un aspecto imprescindibñe para disuadir y prevenir este tipo de delito. Es, además, un elemento central en materia de reparación de las víctimas. En este sentido, el COVID-19 afecta de manera significativa y tiene un impacto perjudicial en todos los aspectos de la respuesta al estado de derecho, incluida rendición de cuentas en materia de protección de las víctimas y supervivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos. Esto conlleva limitaciones en la disponibilidad y capacidad para recibir y procesar informes sobre incidentes de violencia sexual por parte de las autoridades policiales y judiciales.
Los servicios que necesitan las víctimas dejan corren el riesgo de dejar de ser una prioridad en muchos entornos, incluidos los refugios, los servicios de atención médica, los servicios policiales y de justicia. Esta pandemia afecta gravemente la prestación de servicios médicos, psicosociales y legales necesarios para apoyar a las vítimas. Algunos informes revelaron el cierre de refugios para supervivientes de violencia de género y se cancelaron clínicas móviles y servicios de asesoramiento y se desviaron recursos. Otro obstáculo para acceder a los servicios es el miedo a la propagación del virus. Los proveedores de servicios de salud y los equipos de respuesta de emergencia suelen ser el primer punto de contacto para las víctimas. Sin embargo, las mujeres, entre ellas las sobrevivientes de violencia sexual, pueden estar menos dispuestas a buscar ayuda, sobre todo en los servicios sanitarios porque temen poden contraer el COVID-19 y transmitirlo a sus familias.
Stay-at-home restrictions and other measures inhibiting the movement of people have contributed to an increase in domestic and gender-based violence. Women and girls already in abusive situations are more exposed to increased control and restrictions by their abusers, with little or no recourse to seek support. Accessing help can also be more difficult due to confinement with the abuser.
Las restricciones por el confinamiento obligado en los hogares y otras medidas tomadas debido a la pandemia, inhiben el movimiento de personas lo que contribuye a un aumento de la violencia doméstica y de género. Las mujeres y niñas que ya viven en situación de abuso están más expuestas a un mayor control y restricciones por parte de sus abusadores, con pocos o ningún recurso para buscar apoyo.
Por último, las cuarentenas y otras restricciones a la circulación también han frenado el trabajo de supervisión, presentación de informes y divulgación de los Asesores superiores de protección de las mujeres, los Asesores de protección de la infancia y las entidades de las Naciones Unidas, que tienen el mandato de recopilar información, verificar violaciones y mejorar el cumplimiento, por parte tanto del Estado y de terceros, con las obligaciones internacionales, incluidas las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad
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