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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Shacha con la nieve y el palo
Foto enviada por Qnk

Era un par de zapatos tan perfecto que lo vendieron por el doble de dinero. Aquel día el viejo zapatero pudo comprar otra tira de cuero y cortó dos pares de zapatos. De noche los dejó en la mesa y se fue a dormir mucho más contento. A la mañana siguiente encontró los dos pares acabados hasta los mismos cordones con sus remates.
- ¡Fíjate qué maravilla! -exclamó, y se los mostró a su esposa-. ¡Mira qué hermosas puntadas! ¿Quién habrá hecho el trabajo?
A la mañana siguiente, el zapatero se limpió las gafas, enhebró la aguja y buscó los pedazos de cuero. Pero algo increíble había ocurrido. En el centro de la mesa había unos zapatos terminados, perfectos y brillantes hasta la última hebilla. Alguien los había acabado mientras él dormía.
-Tú ya haces lo que puedes -le consoló ella- No se puede pedir más.
-Qué pena que seamos pobres -le dijo a su mujer antes de dormirse.
Se fue a la cama dejando las plantillas ya cortadas en su mesa de trabajo.
Pasó el día entero cortando un calzado con aquella última tira de cuero. Pensaba… “seguramente éste será el último par de zapatos que haré en mi vida, así que me gustaría que fuera el mejor’.
El zapatero sonrió. -Mañana nos preocuparemos.
- ¿Qué vamos a hacer mañana, cuando ya no quede cuero ni zapatos que vender?
El zapatero siguió con su lento y meticuloso trabajo. Y así, pronto se acabó el dinero y se terminaron el ante y las pieles para hacer zapatos. En la mesa sólo quedaba una tira de cuero. Su esposa le preguntó:
-Hago lo que puedo -respondió con tristeza el zapatero-. Mi vista no es tan buena como antes, y mis dedos ya no son tan ágiles.
-Lo sé, querido, pero no queda dinero para comprar más cuero. Vas tan despacito que un par de zapatos te lleva dos días.
El zapatero sonrió: -Claro que podría. Podría cortar el cuero con menos cuidado y dar puntadas más grandes. Pero quiero ofrecer a mis clientes lo mejor de lo mejor. Y eso lleva tiempo.
Los duendes y el zapatero

La mujer del zapatero dijo inquieta a su marido: - ¿No puedes trabajar más rápido, querido?
Venga valeeeeeeeeeeeeeeee, con esa temperatura te tengo que dar la razón.
Aunque no es "pa" tanto, jejejje.

Yó he visto y "experimentado" otras más bajas, jejejjeje.
Con razón el frío conserva, jejejejje

Besete para Valencia. rs.
jajajaja eso de que el frio ''conserva'' ya tienes que quedarte a bajo cero y asi ¡ya no te conservas ¡te quedas como los chupos que caian en Alconchel de los tejados, pero te ¡digo ¡me encanta el frio. Un besito desde Valencia