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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Millones de hojas por los suelos
Foto enviada por Qnk

Borgewsky cae al suelo en medio de un charco de sangre. La condesa se desmaya. La víctima aún logrará vivir dos meses de larga agonía, entre atroces sufrimientos, hasta morir en brazos de María en un hotel de Yalta.
Borgewsky, naturalmente, comprendía que ella deseara librarse de él, porque María se lo representaba como “un bruto alcoholizado y vicioso” que no la amaba. Hombre honorable, el húsar se resuelve a proponer un duelo a tres pasos al conde, pero a éste no le gustaban esas situaciones en las que uno de los dos rivales moriría de forma segura, si el elegido por la suerte podía ser él. Tarnowsky sugiere, en cambio, celebrar un banquete de conciliación y olvidar el asunto. Borgewsky accede, se organiza ... (ver texto completo)
Pero ella, en lugar de bajar el arma, apretó el gatillo y destrozó la mano del húsar. A pesar de eso, él continuaba adorándola, y cuanto más humillaciones recibía, más se postraba a sus pies. Ella encontraba divertida la situación e incluso había comenzado a habarle de un proyecto que le rondaba hacía tiempo por la cabeza: la idea de que un hombre fuera capaz de matar por amor a ella, algo que alcanzaba su perfección si la víctima era un caballero acaudalado al que pudiera heredar, como por ejemplo… ... (ver texto completo)
Borgewsky era un húsar, joven romántico, apuesto, valeroso y espléndido en su uniforme. María coqueteaba con él. Le había pedido que la enseñara a disparar, y él no perdía ocasión de tomarse ciertas libertades, como rodear con el brazo a su alumna al hacerlo. Un día, cuando ella apuntaba con la pistola en dirección al blanco, él tapó con su mano la boca del cañón y le dijo:

—Antes debéis decirme que me amáis.
Un día su esposo se fugó con una bailarina y la dejó sola con sus dos hijos, Tioka y Tatiana. Pero mucho antes de eso habían comenzado ya a sucederse los escándalos en torno a ella. En Niza, el conde Tolstoi se batió con el esposo por ella. Y después, cuando el eco de ese asunto se apagó, llegó el episodio de Borgewsky
Una vez recuperada, se reúne en Rusia con su esposo. Lamentablemente pronto queda embarazada de nuevo, y tiene un segundo parto más complicado aún, con una fuerte hemorragia. María, además, sufre porque nunca es capaz de amamantar a sus hijos: cuando lo intenta, padece una dolorosa mastitis.
Tiene 20 años cuando nace su primer hijo en junio de 1897, un parto del que tarda en recuperarse. Retirada en la Riviera, contrae unas fiebres tifoideas de gran virulencia, una enfermedad para la que la ciencia de la época no ofrecía remedios demasiado eficaces.
Había nacido en 1877 en Kiew, hija de los condes O’Rourk. Aunque educada en el seno de una familia acaudalada e influyente, su juventud fue sumamente turbulenta. Dejó el colegio a los 16 años, y entonces tuvo la desdicha de conocer al conde Vassili Tarnowsky. Este se lanza a hacerle la corte y, tras ganarse las simpatías de la madre, pide a María en matrimonio. El padre no lo veía con buenos ojos, pues lo consideraba un jugador empedernido y un libertino, de modo que, mientras discutía el asunto ... (ver texto completo)
María Tarnowskaya, descrita como “alta, sutil, cabellos castaños, mirada insinuante”, era una mujer elegante, refinada, dueña de une hermosa voz y ornamento de los salones de media Europa: la última persona que la sociedad de su tiempo hubiera imaginado implicada en un asunto tan turbio. Y, sin embargo, sus genes parecían abocarla al desastre. Según un informe, “las anomalías psíquicas fueron preparadas largamente por las generaciones que precedieron su llegada al mundo; y he aquí que, buscando, ... (ver texto completo)
María y Naumov no fueron los únicos detenidos. Un abogado ruso llamado Prilukoff compartía su suerte, sospechoso de haber ordenado el crimen. No se engañaban. Ella, siempre ávida de dinero, había persuadido al abogado para que planeara el asesinato. El plan consistía en convencer a Pablo de que se hiciera un seguro de vida en una compañía vienesa. La beneficiaria, naturalmente, sería la condesa. No fueron cautos, sin embargo, y la policía descubrió sin esfuerzo que algunas de las acciones habían ... (ver texto completo)
Horas más tarde moría Pablo. Sus últimas palabras fueron las que le dijo al juez instructor: “Me ha asesinado Naumov… Estábamos enamorados de la misma mujer”. Pero no revelaba quién era ella.
Pero María no hubiera podido acudir: la policía se había movido deprisa y detuvo a Naumov cuando viajaba hacia Roma. El ruso intentó negarlo todo y ocultar su identidad. Fingió ser un ciudadano belga llamado Enrico Durand, pero de nada sirvieron sus protestas de inocencia. Finalmente confesó. Ahora también ella había sido arrestada.
Pablo se hunde. Sabe que no logrará vivir, y le hace enviar un último telegrama. Pero él ya no tiene fuerzas, y es un amigo común quien debe encargarse de redactarlo:

“El conde, asesinado por Naumov. Cuatro disparos. Estado grave. Hecha una operación de laparotomía. El herido os llama continuamente
El conde obtiene este otro telegrama como respuesta:

“ ¿Qué te ha sucedido? Estoy terriblemente inquieta por saber los particulares. Amor desesperado. No puedo partir hoy. Cariño sin fin. María”.
Kamarowsky, aún con vida, es trasladado al hospital. Todavía encuentra fuerzas para denunciar a su asesino, al que ha reconocido perfectamente. Luego escribe una nota a su amada, María Tarnowskaia, quien se encontraba en Viena:

“En nombre del cielo, ven rápidamente. Me encuentro muy mal. Pablo”.