—Eres un chico cruel y despiadado, eso salta a la vista. ¡Cómo puedes hablar de oro cuando tu
casa se quema y tu madre está dentro!
Horrorizado, Pat estuvo a punto de soltar al duende y correr a su casa, pero en seguida comprendió que era otro truco, y sacudió al hombrecillo hasta que éste se puso tan verde como su chaqueta.