Sin embargo, ella tenía que hablar a gritos, incluso desde su nariz.
-Kinak, tendré que irme pronto, llevo dos días de retraso y mi
familia debe estar muy preocupada. -Bueno, si tienes que irte… Pero te echaré de menos, Narana. Esto es muy solitario. Aunque podré volver a estirarme y dar la vuelta. No me he movido desde que noté que estabas sobre mí, por miedo a aplastarte.