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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Fuente vieja
Foto enviada por cuenka

— ¡Claro que te entiendo! —exclamó el tigre.
—Bueno —dijo Sudi—, en realidad, porque soy tímido. Y si les gruño a los tigres me siento mejor. No sé si me entiendes.
— ¿Por qué les gruñes a los tigres? —preguntó.
Al día siguiente, cuando pasó Sudi, lo detuvo.
“ ¿De qué huyo?” —pensó—. “Si he sido yo mismo. ¡Vaya, este chico me ha trastornado! ¿Por qué les gruñirá a los tigres?”
Entonces fue a beber al estanque. Cuando terminó, miró su reflejo en el agua. Era un hermoso tigre amarillo y cobrizo, con rayas negras y una cola muy larga. Gruñó otra vez, tan fuerte que llegó a asustarse a sí mismo. Salió corriendo. Al fin se detuvo.
El tigre no pudo soportarlo y se alejó a afilar sus garras. Movía la cola y entre gruñido y gruñido repetía: — ¡Soy un tigre! T -1 – G – R – E.
—Tigre bonito… ¡Buen chico! —dijo Sudi, acariciándolo.
Así que al día siguiente, al ver acercarse a Sudi, saltó de detrás de un árbol y gruñó más fuerte que nunca. —Grrr… Grrrrrr…
En cuanto apareció Sudi, el tigre saltó y gruñó: —Grr… Grrrr…. Y Sudi le contestó: —Grrrr…. Grrr… ¡EI tigre estaba enfadadísimo! “ ¿Qué se cree que soy?” —pensó— “ ¿Una ardilla? ¿Un conejo? ¿Un ratón?”
Pero a Sudi no le importaba y un día que su madre salió, fue a dar un paseo a ver si encontraba un tigre para gruñirle.
—Ten cuidado —le dijo su madre—. A los tigres no les gusta que les gruñan.
Sudí y el tigre

Había una vez un pequeño indio llamado Sudi, a quien le encantaba gruñir a los tigres.