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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las primeras rosas
Foto enviada por cuenka

- ¡Gracias, gracias! -le gritó Lily mientras ayudaba al canguro a ponerse en pie.
- ¡Ya! ¡Eh. estúpida! Encontrarás una cueva seca detrás de ese eucalipto. No está mal como habitación de canguros y humanos ignorantes.
Pero aunque el pájaro la escuchaba complacido, era siempre tan antipático que tan sólo hizo una mueca y dijo:
-Fuiste muy amable al descubrirme lo del agua -dijo Lily al alcaraván.
Lily hundió sus manos en la hierba y el musgo e hizo un pequeño agujero. Al instante brotó una maravillosa fuente de agua clara. Recogió un poco entre sus manos y la derramó sobre la lengua jadeante y la piel desgreñada del canguro. Con gran alegría vio que los ojos marrones del animal se abrían y comprobó que su buen amigo no se estaba muriendo.
Boba! -se mofó el alcaraván-. Si la tienes debajo… ¡Haz un agujero en la hierba!
Lily se volvió y vio un pequeño pájaro marrón erguido sobre unas largas patas.

-Es que no hay agua.
- ¡Pero bueno! ¿Por qué no le das un poco de agua a tu amigo canguro? ¡Qué tontos sois los humanos!
Pero el canguro permanecía tumbado. Respiraba entrecortadamente.

De repente oyó una áspera voz a su espalda:
- ¡Oh, no te mueras, querido canguro! ¡Por favor, no te mueras! -sollozaba hundiendo su cara en la piel gris.
En un instante Lily salió de la bolsa y rodeó con sus brazos el cuello del pobre animal.
¡Sí, habían alcanzado la otra orilla! ¡Pero… el canguro se deslizaba hacia atrás, hacia el barranco! Buscó desesperadamente un punto de apoyo, lo encontró, se arrastró hacia delante y luego se desplomó.
Pero no oyó más que el silbido del viento. Luego llegó el gran salto. Lily contuvo su respiración y volaron a través del aire…
- ¡Oh. querido canguro, déjame aquí y sálvate!
Lily gritó de nuevo.