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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El mirador
Foto enviada por cuenka

Un día, el arroz estaba casi maduro y las hermosas espigas amarillas se mecían al sol, el abuelo estaba de pie ante la casa y miraba a lo lejos cuando, de pronto, vio algo muy extraño en el horizonte. Una especie de gran nube se levantó allí, como si el mar se hubiera subido hacia el cielo. El viejo se protegió la vista con sus manos y miró más fijamente; en seguida entró en la casa.
Todas las mañanas y todas las noches, el viejo y su nietecito que vivía con él, miraban el ir y venir de la gente en la estrecha calle del pueblo y alrededor de sus casitas. Al pequeño le gustaban los arrozales porque sabía que ellos procuraban el alimento, y estaba siempre dispuesto para ayudar a su abuelo a abrir o cerrar los canales de riego y para cazar los pájaros ladrones en el tiempo de la cosecha.
Había una vez un viejo muy sabio, que vivía en lo alto de una montaña, allá en el Japón. Alrededor de su casa, la tierra era llana y fértil y toda cubierta de arrozales. Estos arrozales pertenecían a la gente de un pueblecito situado más abajo, entre la alta montaña y el gran mar azul. La playa era tan estrecha que apenas había sitio bastante para las casas, por cuya razón los campesinos habían hecho sus arrozales en la montaña, donde fluían numerosas fuentes.