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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las gallinas extremeñas
Foto enviada por Qnk

Una vez nacida Anne Marie, ya no tenía ningún pretexto para permanecer en la isla. Richelieu se encargó de hacerla regresar, y con ello el asunto del duque de Buckingham estaba casi liquidado… Excepto, claro está, por los famosos herretes de diamantes, una historia con más fundamento del que podría parecer a simple vista, como narramos en su día en este artículo:

Los herretes de la reina
Marie dio a luz en el palacio de Hampton Court. Tuvo una hija a la que llamó Anne Marie y que fue religiosa, abadesa de Pont-aux-Dames. Solo daría hijas a su segundo esposo: otra de ellas, Henriette, nacería en 1631 y fue también religiosa, abadesa de Jouarre; y Charlotte, nacida en 1627, conocida como mademoiselle de Chevreuse.
Madame de Chevreuse siguió a la comitiva hasta Inglaterra, y allí el rey dispuso que se alojara en el castillo de Richmond. Buckingham la frecuentaba mucho; podía estar cinco o seis horas encerrado con ella cada día. Marie incluso pasó dos semanas en el hogar del duque sin la compañía de su marido. El obispo de Mende denunció esta situación a Richelieu. Éste se alarmó y quiso hacerla regresar de inmediato; sin embargo, como estaba encinta, el rey de Inglaterra se opuso a que emprendiera el viaje. ... (ver texto completo)
Enriqueta partió el 2 de junio a las cinco de la tarde, montada en una litera de terciopelo rojo y escoltada por arqueros a caballo. La corte la acompañaría en su ruta a través de suelo francés. No era, por tanto, el momento de la despedida para Ana de Austria; la aguardaban otras ocasiones de encontrarse con el duque, pero, aun así, el asunto jamás excedió los límites de una atracción platónica.
Por suerte para Ana de Austria, Buckingham sólo permaneció una semana en la corte, con lo que los enemigos de la reina tuvieron poca ocasión de arruinarla. Sin embargo, los gestos, las miradas entre ambos eran tan elocuentes que no fue difícil que Luis XIII y sus ministros fueran pronto informados de cuál era el tema de conversación favorito de sus cortesanos. Por consiguiente el rey decidió apresurar el regreso del duque a Inglaterra, y con él iría Enriqueta María rumbo a su destino.
Eso nos dice madame de Motteville, íntima amiga de la reina. Françoise Bertaut de Motteville era hija de una dama española que fue la secretaria personal de Ana de Austria. No dejó de serle absolutamente leal, a pesar de todas las intrigas de la Fronda. Su devoción fue inconmovible. Y ella nos dice eso. La reina le confió más tarde que le había hecho a Buckingham esta confesión: “que si una mujer honesta hubiera podido amar a otro hombre que no fuera su marido, él habría sido el único posible”.
La cuestión es que Ana de Austria, a pesar de esa alma bella y corazón puro, pareció conmovida al conocer al duque, sin que diera la impresión de ser capaz de calcular las consecuencias. “Por los consejos de madame de Chevreuse, la reina no había podido evitar, a pesar de la pureza de su alma, complacerse en esta pasión”.
Curiosamente, consta que venía intentando atraerse la buena voluntad de Ana desde mucho antes: hay al respecto una nota dirigida al duque de Chevreuse con fecha del 26 de abril de 1620 y que dice: “Me atrevo a suplicaros que os toméis la molestia de posar vuestros ojos sobre los 8 caballos de carroza que envío a la reina y que ordenéis que le sean presentados a la hora que estiméis, para que, acogido a vuestra autoridad, la culpa que merece esta osadía pueda verse paliada; es una protección que espero ... (ver texto completo)
Los intrigantes hablaron con el osado George Villiers, duque de Buckingham, al que encontraron con muy buena disposición de ánimo. Él ya había visto a la reina un par de años antes, cuando había acompañado a España al príncipe de Gales, quien se proponía en aquel tiempo concertar un matrimonio con la hermana menor de Ana de Austria. A George le había agradado la reina de Francia y, además, considerándose irresistible, no cruzaba por su mente la idea del fracaso.
A Marie se le había metido entre ceja y ceja que la reina debía dar un heredero a la Corona. Se consideraba obligada a ayudarla a resolver ese asunto, ya que en cierto modo había sido responsabilidad suya que Ana de Austria cayera en aquel corredor y tuviera un aborto. El problema era que, a raíz de aquel desdichado accidente, el enojo del rey era tremendo. La disposición de Luis XIII era tan nula y las relaciones con su esposa tan deplorables que había renunciado a intentar ser padre de nuevo. Chevrette ... (ver texto completo)
Fue con este hombre con el que Marie concibió la idea de organizar una intriga galante entre Ana de Austria y el duque de Buckingham. Madame de Motteville nos cuenta lo siguiente al respecto: “Madame de Chevreuse me ha dicho… que obligaba a la reina a pensar en Buckingham, hablándole siempre de él y quitándole los escrúpulos que ella tenía… Sin embargo, he oído decir a madame de Chevreuse, y con exclamaciones al respecto, que era cierto que la reina tenía el alma bella y el corazón bien puro, y que ... (ver texto completo)
Ana de Austria y el Duque de Buckingham

Ana de Austria

Madame de Chevreuse conoció a su primer verdadero amor por las fechas en las que Buckingham llegaba a Francia para escoltar a Enriqueta María hasta el que sería su reino. Marie había puesto sus ojos en uno de los embajadores ingleses, Henry Rich, conde de Holland, enviado para apresurar las negociaciones que culminaron en la boda de Enriqueta con el rey de Inglaterra. El embajador era joven, apuesto y elegante, y ella no resultó insensible ... (ver texto completo)
El colmo de un pirata
¿Cual es el colmo de un pirata?
Que su novia le regale un disco original
Estas son las nuevas gallinas, bonitas no? son de raza extremeña.
De momento no se de qué color ponen los huevos, ya les haremos fotos, jejejje.