Una vez nacida Anne Marie, ya no tenía ningún pretexto para permanecer en la isla. Richelieu se encargó de hacerla regresar, y con ello el asunto del duque de Buckingham estaba casi liquidado… Excepto, claro está, por los famosos herretes de diamantes, una historia con más fundamento del que podría parecer a simple vista, como narramos en su día en este artículo:
Los herretes de la reina
Los herretes de la reina