El
gigante, mientras escuchaba aquella melodia, fue cayendo en el sueño poco a poco. Apenas le vio asi Periquin, cogio el arpa y echo a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquin, empezo a gritar: -Eh, señor amo, despierte usted, que me roban! Despertose sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la
calle los gritos acusadores: -Señor amo, que me roban! Viendo lo que ocurria, el gigante salio en persecucion de Periquin.