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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Bajo la higuera
Foto enviada por cuenka

Tavo lloraba y gritaba sin parar. Pronto los cuatro acompañamos sus gritos a coro. A nuestros gritos se sumaron risas fantasmales que agregaron pánico a esa experiencia descontrolada. De pronto sonó el timbre de la puerta trasera. El chofer fantasma redujo la velocidad, la puerta trasera se abrió y se cerró en segundos para volver a tomar carrera rápidamente.
El colectivo avanzaba por el playón, rodeando otro grupo de vehículos estacionados en el centro del mismo a gran velocidad. Teníamos que sujetarnos fuertemente de los asientos para no caernos.
No habíamos salido de nuestro asombro cuando el motor comenzó a rugir. La palanca de cambios se movió como por arte de magia y el colectivo comenzó a avanzar lentamente por el playón, conducido por quién sabe quién. El chofer fantasma puso segunda y avanzó a mayor velocidad. Luego tercera y finalmente pasó en pocos segundos a cuarta.
Nos miramos todos extrañados. Tavo comenzó a transpirar de los nervios y a restregarse las manos.
Carlos sorprendido gritó: - ¡Te juró que no! Y como un resorte saltó de la butaca del conductor para sentarse junto a nosotros, en los asientos de pasajeros.
De pronto se encendieron las luces. - ¡Algo tocaste! Le dijo el Facha.
Nada! ¡No toqué nada! Te lo juro!
¿Qué tocaste? Le grité
De repente se cerraron las puertas automáticamente.
Había un colectivo en perfectas condiciones. El interno 66 de la línea 60. Carlos y el Facha se habían acomodado en su interior. Carlos estaba sentado al volante cual conductor profesional. Subimos y nos sentamos en los primeros asientos. Todos reíamos divertidos. Hasta Tavo parecía contento con el descubrimiento..
! O venís o venís!. Le dije y lo arrastré contra su voluntad.
- ¡No! ¡No quiero! protestó
engan, Vengan! se escuchó la voz de Carlos. Lo agarré del brazo a Tavo y le dije: -Vamos a ver.
Transcurrieron unos minutos y la impaciencia me estaba afectando. ¿Y? Grité con todas mis fuerzas.
Yo también tenía ganas de ir a investigar pero lo vi tan alterado a Tavo que decidí quedarme un rato con el y ver que pasaba.