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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Una cortina de colores
Foto enviada por cuenka

— ¡Caramba, Lindo, he tenido un sueño asombroso! Resulta que… —Cuca sacó de su bolsillo una pieza del rompecabezas

Era azul, y encajaba divinamente en su rompecabezas.

—Con que no ha sido un sueño, pero tú —. estabas conmigo, Lindo, ¿no es cierto?
La cama quedó flotando en el espacio. —Ahora sí que estamos perdidos, Lindo. Y cada vez siento más frío.

Flotaban a la deriva. “Nunca regresaremos a casa”, pensó Cuca. Entonces se quedó dormida.

Al despertarse, no podía creer lo que veían sus ojos. Estaba de vuelta en su habitación, ¡y era por la mañana!
Pero, de pronto, la nave se puso en marcha, haciendo un ruido como el de un viejo secador de pelo, y empezó a dar bandazos por el suelo, arrastrando la cama, a Cuca y a Lindo hacia el cielo de la noche.

De repente, ya en el espacio, se rompieron las cuerdas. Cuca llamó al conductor, el cual no pudo oírla.
Déjalo de mi cuenta —dijo el hombre—. Creo tener en el garaje el vehículo apropiado.

—Esta vieja nave espacial hace años aue no se usa, pero en seguida la pongo en marcha.

Ya está. Asegúrate de que esos nudos son fuertes. Cuando diga “ ¡listos!”, agarraos bien. ¿Entendido? Cuca no creía en aquella vieja nave espacial.
Qué curioso —dijo la niña—. Sólo hace falta una pieza roja para completarlo, pero la última pieza es azul.

— ¡Un momento! —Cuca miró en el bolsillo de su pijama y halló la pieza roja del rompecabezas que tenía en casa.

— ¡Mira, Lindo! Encaja perfectamente. ¡La pieza de mi rompecabezas encaja!

El rompecabezas

En aquel instante regresó el hombre con dos tazas de té. Cuca le contó lo del rompecabezas.
... (ver texto completo)
La casa del hombre era muy acogedora. —Sentaos cómodamente mientras pongo agua a hervir.

Cuca le oyó canturrear en la cocina.

— Fíjate en esto, Lindo. Vamos a ver sí podemos completar el rompecabezas.
Hay mucho trabajo. Venid conmigo.

Tras un corto pero accidentado trayecto, llegaron a la casa del hombre.

Hacía mucho frío en la Luna y Cuca lamentó no haberse calzado las zapatillas.

El rompecabezas
El rompecabezas

—Apenas recibo visitas —dijo el hombre—. Pero aquí estaréis calentitos.
Me pregunto si vivirá alguien aquí.

El rompecabezas
El rompecabezas

—Mira, Lindo, ahí hay alguien. Vamos a preguntarle dónde estamos.

— ¡Estáis en la Luna! —explicó el hombre—. Y yo soy el guardián.

Me ocupo de mantener aseado este lugar. Cada vez que una estrella choca con la Luna hace un agujero enorme
Volaban a gran velocidad, adentrándose

—Mis compañeras del colegio no van más y más en el espacio, asombrados a creérselo —dijo Cuca. Lindo, ante todo lo que veían. estupefacto, ni ladraba.

¡CATAPLAM! La cama frenó de golpe y porrazo. —Qué sitio más extraño —dijo Cuca—.
Cuca se metió la pieza en el bolsillo de su pijama y se acostó. Antes de conciliar el sueño, pensaba: “ ¡Ojalá encajara!”

El rompecabezas
El rompecabezas

Aquella noche sucedió algo rarísimo.

— ¡Mira, Lindo, la cama se mueve! ¡Volamos hacia las estrellas!

—Espero que esta cama sepa a dónde va. ¡No me gustaría nada perderme por ahí arriba!
El rompecabezas

No hay manera, Lindo. Esta última pieza no encaja. No tiene ni la forma ni el color que debiera tener. Debería ser azul, no colorada.
Dionisio y sus dos primos contemplaron embelezados el hallazgo. No podían creer lo que estaban viendo. Al instante, la ollita y todo su contenido se transformó en carbón esfumándose de su vista. Dionisio haciendo caso a la antigua leyenda, les dijo a sus primos que se marcharan para continuar cavando solo. Esa noche no pudieron dormir. Los fantasmas golpearon las puertas y ventanas, sacudiéndolas con una potencia increíble. Era una fuerza sobrenatural que hacía temblar toda la casa. Al día siguiente, ... (ver texto completo)
Entonces pidió ayuda a dos de sus primos y entre todos dieron vuelta el terreno con picos y palas. Los aullidos y las voces se agudizaban por las noches, su mujer quería marcharse con sus hijos, pero el entusiasmo y la valentía de Dionisio por descubrir las riquezas los calmaba por lo menos durante el día. Dionisio sabía también, por las historias que había escuchado hasta entonces que solo una persona debería encontrar el tesoro. La leyenda decía que si más de una persona veía el tesoro, este desaparecería ... (ver texto completo)
Dionisio, que había escuchado la leyenda pero nunca había creído en ella, comenzó a pensar que seguramente había un tesoro escondido en su propiedad. Ellos eran humildes y un hallazgo de esa naturaleza podría dar lugar a una oportunidad de progreso para toda la familia. La casa había quedado sin terminar por falta de recursos La cosecha de algodón no había sido buena y apenas les alcanzaba el dinero para pagar la comida. Su mujer, Azucena lloraba y sus hijos querían mudarse. No soportaban la idea ... (ver texto completo)
El Tesoro escondido Cuenta una antigua leyenda paraguaya, que si en tu casa escuchás ruidos extraños, oís ruidos de cadenas o ves un espectro deambulando es porque cerca, muy cerca, hay un tesoro escondido. Esto le ocurrió a Dionisio. El y su familia se establecieron en una localidad llamada Campo Nuevo. Comenzaron a construir su casa y pronto empezaron a escuchar ruidos extraños, aullidos y voces misteriosas. En una ocasión una sombra empujó a Dionisio de su bicicleta unos metros, y en otra, un ... (ver texto completo)