Cuando ya casi había terminado de recoger repollos, apareció la Maga Violenta:
- ¡Robando mis hortalizas! ¡Esto te va a costar caro! ¿No sabes que puedo castigarte de una manera terrible?
- ¡Oh, señora Maga, tenga usted piedad!
Y el buen hombre le contó que su mujer esperaba un hijo y que había tenido el antojo de cenar repollos en ensalada. La Maga escuchó atentamente lo que el hombre le decía y luego contestó:
- ¡Robando mis hortalizas! ¡Esto te va a costar caro! ¿No sabes que puedo castigarte de una manera terrible?
- ¡Oh, señora Maga, tenga usted piedad!
Y el buen hombre le contó que su mujer esperaba un hijo y que había tenido el antojo de cenar repollos en ensalada. La Maga escuchó atentamente lo que el hombre le decía y luego contestó: