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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las campanillas rojas
Foto enviada por cuenka

¿Campanillas rojas, Rosa? Sí, la forma de las flores son de campanillas pero se trata de la flor de un Hibiscu (Ahora no estoy segura si se escribe así) Lo cierto es que son unas flores muy bonitas. Del mismo color de las flores de la foto, las tengo en mi balcón, a pesar del mal tiempo que está haciendo este año, ha florecido día tras día. Supongo que sabes que las flores de esta planta solamente tienen u día de vida, así que se muere una y al día siguiente ya tienes otra. Un beso
Finalmente huyó del pueblo y nadie volvió a saber de ella.
Y se fue a llamar a otra puerta. Pero al oír las gentes aquel ruido de campanillas, se negaban a abrir, por lo que la pobre Elisa no encontró a nadie que la acogiera
Ella, asustada, exclamó:

- ¡Dios mío, entonces no soy yo!
-Sí

-respondío Juan desde dentro.
– Juan. ¿Está Elisa en casa?
Juan ya hacía un buen rato que estaba de vuelta y, al ver que Elisa no regresaba, se encaminó al trigal para ver lo que había segado. Cuando vio que ni siquiera había tomado la hoz, pues dormía plácidamente, se fue a casa para traer una red de cazar pájaros, que tenía colgados muchos cascabeles, y luego la enganchó alrededor del cuerpo de Elisa; pero ella siguió durmiendo. Regresó Juan a su casa, cerró la puerta y, sentándose en una silla, se puso a trabajar. Por fin, cuando ya era de noche, se despertó ... (ver texto completo)
Tomó su buen plato de gachas y cuando ya no tuvo hambre volvió a preguntarse: ” ¿Qué haré primero, segar o echar una siesta? ¡Bah! Primero dormiré” Y tendiéndose en medio del trigo se quedó dormida.
¡Primero comeré!.
Una vez que Juan se marchó, Elisa guisó unas buenas gachas y se las llevó al campo. Cuando llegó al lugar se dijo: ” ¿Qué haré primero, segar o comer? ¡Bah!
-Si, mi querido Juan; así lo haré.
-Mujer, me marcho a trabajar. Hay que ganar dinero para los dos. Ve tú al campo a segar para hacer pan.
Llevaban ya una temporada casados cuando cierto día dijo el marido:
Y tomándola de la mano la llevó arriba y pocos días después se celebró la boda.
- ¡Caramba! – exclamó Juan-. ¡Éste es el buen sentido que necesito en mi casa! Me casaré contigo en vista del talento que tienes.