Salió la reina al
camino y pronto se internó en el bosque buscando a Blanca
Flor. Por fin llegó a la choza de los bandoleros.
Blanca Flor que se encontraba sola en la choza, oyó que tocaron a la
puerta, se asomó a la
ventana y vio a una viejecita que al parecer era buena y amable. Corrió y le abrió la puerta.
-Niña -dijo la reina malvada-, quisiera que me socorrieras y me dieras un vaso de
agua. Ando muy cansada y tengo mucha sed.
-Pase, señora, -contestó Blanca Flor, apresurándose a traerle el
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