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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Ramillete azul de flores
Foto enviada por cuenka

Cuando se apachó, el gnomo (porque se trataba de un gnomo y además de los malos) le agarro de los pelos y le pegó hasta más no poder, dejándole más muerto que vivo.
– Soy tan viejo que no puedo agacharme. Recógemela tú.
Sin embargo, el hombrecillo la tiró al suelo y luego dijo:
- ¿Podrías darme un poco de pan, jovencito?- preguntó el hombrecillo, y el cazador le dio una buena rebanada.
Estaba removiendo la sopa y dando vueltas al asado cuendo un hombrecillo con chaqueta verde y nariz roja aparecióde no se sabe dónde.
Decidieron hacerlo así y a la mañana siguiente el hermano mayor se quedó haciendo la comida, mientras los otros dos iban a dar un paseo.
- ¡Aquí se está muy a gusto! Podriamos quedarnos y ver si por casualidad las princesas están cerca de aquí.
Caminando, caminando, una noche llegaron a un castillo que pareció deshabitado, aunque la chimenea estaba encendida y la mesa puesta. Así pues, los cazadores, que tenían mucha hambre, entraron, se sentaron a comer, y luego se fueron a dormir entre sábanas de seda, diciendo:
Al cabo de un tiempo, los jóvenes que habían partido en su busca regresaron a casa y sólotres hermanos cazadores siguieron rastreando el bosque y la llanura, dicididos a no darse por vencidos.
El rey, desesperado, anunció que entregaría como esposa a una de las hijas a quien las encontrará, pero nadie lo consiguió. ¿Quién habría imaginado que la tierra las había engullido?
A la hora de la cena, el rey empezó a buscarlas en cada esquina del palacio, pero nada, no encontró a las princesas. Entonces las buscó en el jardín, luego en la ciudad, y después por toda la comarca, pero no hubo nada que hacer.
Las hermana mordieron la manzana, una por una parte y otra por la otra, y entonces las tres se hundieron en la tierra cientos y cientos de metros sin que nadie se diera cuenta.
- ¡Está requetebuena! Nunca había comido nada mejor. Probadla también vosotras.
Después arrancó una gran manzana, le dio un mordisco y levantó los ojos al cielo, diciendo:
-Estoy segura de que la maldición no vale para nosotras. ¡Nuestro padre nos quiere demasiado!