– Se lo agradezco, Su Majestad, pero yo sólo he venido para saber lo que es el miedo, le dijo Juan.
“Qué hombre tan valiente, qué honesto”, pensó el rey, “pero ya guardo pocas esperanzas de recuperar mis dominios,…tantos han sido los que lo han intentado hasta ahora…”
Juan sin Miedo se dispuso a pasar la primera
noche en el
castillo. Le despertó un alarido impresionante.