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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

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Foto enviada por cuenka

Era de tu bisabuelo, de mi padre -le explicó-. Tenía cuarenta caballos, y esta brida era la de su preferido. Cuídala bien, ¿me oyes? Trátala como se merece y te traerá suerte.
Sacó un paquete de un viejo baúl y, desenvolviéndolo lentamente, le mostró la brida más bonita que jamás había visto.
- ¡Pepe! -gritó su abuela desde la puerta del carro-. ¡Ven aquí! Tengo que enseñarte una cosa.
Tras decirle esto, se marchó.
-Si es así, deberías llevarlo a la comisaría. Los policías sabrán qué -Ya puedes olvidarte de eso -le recomendó su padre-. Aquí no hay sitio para caballos.
-No lo robé, lo encontré en el camino.
- ¿Qué hace aquí este caballo? -gritó- Llévatelo en seguida. Sabes muy bien que está prohibido robar caballos.
Mientras lo acariciaba, apareció su padre.
Pepe se sentó junto a Tamboril para ver cómo se recuperaba.
-No tardará mucho en sentirse bien -dijo la vieja gitana.
Le dio un poco al animal, que sintió como un fuego le calentaba las entrañas, y lo hizo acostarse en un montón de trapos, cubriéndolo con mantas viejas.
-Es una receta mía.
Ella volvió a entrar en el carro y regresó con una botella de medicina que olía rematadamente mal.
-Lo encontré junto al camino. Tiene mucho frío y se me ocurrió que tú podías ayudarlo.
- ¿Qué traes ahí? -preguntó, al ver al caballo.