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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

En el monte
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Autor: Manlio Argueta Ilustrador: Elly Simmons
Desde entonces hay paz en los volcanes de El Salvador. Don Tonio y sus hermanos huyeron a otras tierras, mientras que los cadejos y la gente de los volcanes celebraron una gran fiesta que se convirtió en una inmensa fiesta nacional.
Fue así que los soldados de plomo se dieron cuenta que no era posible derrotar a los cadejos, ni pisotear a las campánulas, y, en fin, ni subir a los volcanes a hacer el mal. Y sabiendo que tenían la debilidad de estar hechos de plomo, lo mejor era cambiar de oficio y dedicarse a cosas más dignas.
Los soldados de plomo se sentían muy mal y se sentaron a llorar sobre las piedras. Pero éstas estaban tan calientes que se les derretían las nalgas.
Al principio, los soldados sentían sólo un picazón, pero al ratito los pies se les comenzaron a derretir. Entonces Tecapa se sacudió el vestido y empezó a remojarles. Y los cuerpos de los soldados de plomo chirriaban, como cuando se le echa agua a una plancha caliente.
Al día siguiente, cuando los soldados de plomo venían subiendo los volcanes, comenzó el Chaparrastique a quitarse el sombrero de fumarolas y a soplar sobre todo su cuerpo, hasta que ni él mismo aguantaba el calor.
Y Tecapa se lo sacudió.

-Y eso, ¿qué daño les puede hacer? – preguntaron los cadejos.

– Bueno- dijo Tecapa-, probemos y ya veremos.
– Entonces, ¡ya está!- dijo Tecapa

Los perros de los volcanes

Y Tecapa le dijo a Chaparrastique: – Míra, como yo tengo vestido de agua y tu tienes sombrero de fumarolas, simplemente comenzarás a abanicarte con el sombrero por todo tu cuerpo hasta que se caliente la tierra y entonces yo comienzo a sacudirme mi vestido de agua.
¿Sí?- respondieron los cadejos-. ¡Hasta sus pies están hechos de plomo!
¿El corazón y el cerebro son de plomo también?
Los cadejos nunca habían corrido tanto peligro.

Así es que buscaron la ayuda de los tatarabuelos, los volcanes Tecapa y Chaparrastique. Toda la noches los cadejos hablaron con los volcanes hasta que comentó Tecapa: – Dicen ustedes que son soldados de plomo.
Los soldados se pusieron furibundos.

Comenzaron a pisotear las campánulas y aplastar sus semillitas.- Ahora, los cadejos no tendrán qué comer- dijeron.
Pero no sabían que los cadejos visten un traje de luz de día y de aire, con lo cual se hacen transparentes. Los soldados de plomo busca que busca a los cadejos, pero no encontraban a ninguno.
Cazaremos los cadejos mientras duermen- dijeron los soldados de plomo-. Así podremos tomarlos desprevenidos sin correr ninún riesgo.
Los soldados de plomo marcharon hacia el volcan Tecapa, que es mujer y viste un ropaje espléndido de agua y un sobrero de nubes. Y marcharon hacia Chaparrastique, un volcán hermoso que lleva siempre su sombrero blanco de humo caliente.