Muy disgustada, la niña fue a preguntar a sus padres si había tenidos hermanos y qué había sido de ellos. Los padres no pudieron seguir guardando el secreto, pero le aseguraron que también ellos estaban muy afligidos desde entonces y muy arrepentidos. Aun así, la niña se sentía culpable y pensó que era su deber ira a buscarlos.