Entonces Sten le dio un abrazo tan grande que lo dejó sin respiración. Pero, por supuesto, a Wolstencroft no le importaba. Debido a que ningún abrazo es demasiado grande para un oso de peluche.
Wolstencroft el oso no recordaba haberse sentido tan feliz antes. De hecho, se sentía tan repleto de alegría, que pensaba que podría estallar. Iba a un nuevo hogar. Y él sabía que este niño, que se llamaba Sten, sería su mejor amigo para siempre.
Wolstencroft realmente no era un nombre tan malo después de todo, decidieron ambos mientras giraban alrededor del árbol de Navidad que estaba en el fondo de la tienda.
“Yo le amo papá, ¿puedo tenerlo para Navidad?” -le preguntó, esperanzado. Y cuando su padre dijo que sí, bailó alrededor de la tienda con Wolstencroft, casi chocando con otros compradores mientras lo hacía.
Y al igual que Wolstencroft el oso, estaba empezando a odiar a su nombre.
“ ¿Por qué no llegan a conocerse el uno al otro?” sugirió el papa mientras levantaba a Wolstencroft del estante.
Y el niño envolvió con sus brazos al osito de su mismo nombre y le acarició la piel suave. Y los dos se amaron desde ese mismo momento.
Entonces, una noche muy helada, cuando las estrellas brillaban en el cielonocturno y copos de nieve danzaban delante de las ventanas, un niño y su padre entraron en la tienda.
“Hey mira esto”, dijo el papá cuando notó el nombre de la etiqueta de Wolstencroft. “Este oso de peluche tiene el mismo nombre que tú”
“ ¿Qué?” El niño gritó con sorpresa. “No creía que nadie más en toda gran mundo pudiese llamarse Wolstencroft.”
Es mi nombre, decidió con tristeza, y una lágrima rodó por su mejilla peluda. Lo odio. Y lo mismo ocurre con todos los demás. Ojalá me llamara otra cosa que Wolstencroft
Ya se acercaba la hora de la Navidad de nuevo. Y el oropel y el acebo estaban decorando la farmacia. Y los compradores estaban todos muy alegres, con bufandas y guantes de colores alegres. Pero todavía nadie compró Wolstencroft, que se sentía extraordinariamente triste y solo, sentado por encima de las tarjetas de Navidad y papel de embalar.
De hecho, a lo largo de todo ese año, que fué muy largo para Wolstencroft, nadie se lo llevó a casa para amarlo y abrazarlo. Y quería tanto ser abrazado que a veces pensaba que no podía soportarlo más. Porque, por supuesto, ningún abrazo es demasiado grande para un oso de peluche.
Pero Rita estaba equivocada. Fue ella, y no Wolstencroft, que fue a una nueva casa al día siguiente.
Nadie compró Wolstencroft ese día. O al día siguiente. Ni ningún día después de ese.
Tienes razón,” dijo Wolstencroft mientras cerraba los ojos y se dispuso a dormir. “Es agradable.”
Y así fue como Wolstencroft se hizo llamar Woolly para abreviar.
“Apuesto a que alguien va a llegar y te comprará mañana”, ella fue a buscar un rotulador negro del departamento de papelería y debajo Wolstencroft, escribió Woolly.
Hablaron hasta bien entrada la noche, ya que era una decisión muy importante. Hay muy pocas cosas tan importantes como el propio nombre.
Pero al final, justo antes del amanecer, Rita le había convencido de que Woolly era la mejor opción.
“Me gusta Croft”, decidió al fin. Es muy bonito.
Rita parecía decepcionada. “Me gusta Woolly mejor”, dijo. “Es tan tierno y amable. ¿Y tu eres suave y blandito”
Wolstencroft estaba en duda.
“Tu aún te llamarías Wolstencroft,” Rita le recordó. “Y ese es un nombre muy digno por cierto. Woolly sería un buen contraste.”
“Eso es “, exclamó con entusiasmo. “Tu tienes un nombre largo de tal manera que hay varias opciones.” Y ella comenzó a contar con los dedos-.
“Woolly, Wolsten, Sten o Croft. ¿Cuál te gusta más?”
Wolstencroft pensó con mucho cuidado, dándole vueltas a cada nombre en su mente.
Wolstencroft parecía perplejo. “Eso no tiene sentido”, respondió.
“Oh, pero sí,” Rita insistió. “Tu solo tienes que acortar el nombre que tienes.”
Wolstencroft comenzó a parecer interesado. “ ¿Quieres decir que mantendría Wolstencroft, y tendría uno más corto, más fácil de pronunciar”